El estudio clínico fue llevado a cabo por el neurocirujano y pediatra mexicano Saúl Garza Morales en el Hospital Español de la Ciudad de México, y contó con la participación de 38 niños con Síndrome de Lennox-Gastaut, a quienes se les administró un fármaco con cannabidiol puro del cáñamo.
El estudio también concluye que el 17 % de los pacientes logró un control total de las convulsiones y no las volvieron a sufrir durante los cuatro meses de seguimiento, mientras que un 53 % de los niños tuvieron una disminución de las convulsiones superior al 75 %.
Por otro lado, todos los pacientes reportaron una mejor calidad de vida, así como un aumento significativo de los estados de alerta (43 %), atención (30 %) e interacción social (40 %). Según Garza, las conclusiones obtenidas con el estudio reflejan la importancia que tiene el acceso a cannabis medicinal para los pacientes, que no sufrieron efectos adversos o no esperados.
En México, el uso de productos derivados de cannabis con fines medicinales tuvo especial transcendencia desde 2015, cuando surgió el caso de la niña Graciela Elizalde Benavides, diagnosticada con el síndrome de Lennox-Gastaut y que sufría hasta 400 convulsiones diarias.
Sus padres habían probado anteriormente 19 tratamientos y hasta una operación de cerebro sin resultados positivos, y tras una batalla legal acompañada de fuerte presión social, en el año 2015 el Gobierno mexicano autorizó el uso terapéutico con un derivado del cannabis exclusivamente para esta paciente.
Desde abril de 2017, México permite el uso, comercialización, exportación e importación de productos de cannabis terapéutico, sumándose a países como Estados Unidos, Brasil y Canadá, que también han dado la luz verde al uso terapéutico de productos derivados del cannabis. En Europa, la legalización de dichos productos se encuentra en proceso, aunque países como Austria, Bélgica, Croacia, Italia, Polonia, Macedonia y recientemente Alemania ya han regularizado el uso del cannabis terapéutico.