El vuelo de Alitalia que unía Ancona con Roma se vio obligado a aterrizar de emergencia después de la alarma que dio una pasajera, que sospechaba que en el aparato podía haber una bomba, aunque la razón únicamente fue ver a dos musulmanes rezando.
Tras la alarma, el piloto decidió activar el protocolo de emergencia y volver a Ancona para realizar un aterrizaje de emergencia donde había despegado minutos antes.
Al aterrizar, la policía registró tanto a los dos sospechosos como el avión, pero se confirmó que no había ninguna amenaza a bordo, por lo que el vuelo reemprendió su camino a Roma, aunque eso sí, sin la mujer que lanzó la alarma porque decidió quedarse en tierra. La historia es un ejemplo más del peligro de la islamofobia.