Un total de 46,9 millones de ciudadanos están censados para participar en estos comicios anticipados, que convocó la primera ministra conservadora, Theresa May, a fin de afianzar su mandato de cara a las negociaciones con Bruselas para el 'Brexit'.
May, que gozaba de una ventaja de unos 20 puntos porcentuales cuando llamó a las urnas, aspira a ampliar su mayoría parlamentaria, actualmente de 17 diputados en una Cámara de los Comunes con 650 escaños, si bien algunos sondeos indican que, en contra de su objetivo, podría perder terreno.
El inesperado avance de su rival laborista, Jeremy Corbyn, sugiere que los conservadores podrían reducir o incluso perder su mayoría, lo que desembocaría en un Parlamento "colgado" o bloqueado y obligaría a los pactos parlamentarios.
Corbyn, con una amplia base militante pero cuestionado por su grupo parlamentario, vería refrendado su proyecto socialdemócrata si logra aumentar el porcentaje de voto del 30,4% o los 229 escaños que obtuvieron los laboristas en las elecciones de 2015.
Una encuesta difundida por la firma demoscópica Opinium otorga la victoria a los conservadores con un 43% del voto, frente al 36% de los laboristas, pero otras publicadas en los últimos días indicaban que la distancia entre los dos grandes partidos se ha acortado hasta casi el empate.
El independentista SNP escocés, liderado por la ministra principal de la región, Nicola Sturgeon, busca retener la mayoría de los históricos 54 escaños en el Parlamento de Londres que consiguió en 2015, de un total de 59 que corresponden a Escocia en los Comunes.
En Reino Unido la tradición política dice que si se fracasa en las urnas, hay que dimitir. Ocurrió con Cameron con el referéndum del Brexit, ocurrió con los líderes laboristas Gordon Brown y Ed Miliband, que dimitieron al día siguiente de unas elecciones. Según los resultados, en esta ocasión podría haber dimisiones.