Seguían todos sus pasos fuera a donde fuera, o hablara con quien hablara. Según cuenta El Español, un detective privado vigilaba cada movimiento de Cristina Cifuentes, en los meses previos a las elecciones. "Todas esas informaciones de temas oscuros es un submundo del que yo no quiero saber nada", explica Cifuentes.
La información publicada asegura que los detectives tenían el encargo de encontrar trapos sucios que pudieran arruinar su candidatura a la presidencia y que ese encargo, lo recibieron de rivales políticos del propio Partido Popular.
El plan para arruinar la carrera política de Cifuentes incluía hasta una maniobra de intoxicación: grabarla haciendo la compra en un supermercado, y difundir que era cleptómana. "Me parece chusco y propio de un mal ambiente en el partido", ha señalado Begoña Villacís de Ciudadanos.
El Plan se frustró porque el dispositivo de seguridad de Cifuentes tuvo conocimiento de estos seguimientos. Tras ganar las elecciones y alcanzar la presidencia, una de sus primeras medidas fue, casualmente, relevar al coordinador general de seguridad. Hermano de Salvador Victoria, uno de los hombres de confianza de Ignacio González y Esperanza Aguirre.