laSexta busca en Panamá a Leticia Montoya. Dirige 3.189 sociedades. Su rastro se aleja del centro financiero de la capital y llega hasta un humilde corregimiento de las afueras del país sudamericano. Allí, Montoya es una vecina conocida, pero nadie sabe exactamente a qué se dedica. Vive en una casa unifamiliar alejada de cualquier lujo u ostentación.
Al llegar a su vivienda, un equipo de periodistas le pregunta por Leticia Montoya. Ella no reconoce a la cámara su identidad, y asegura que es un familiar. No obstante, la fotografía de su pasaporte la identifica como la directora de, entre otras empresas, las sociedades dueñas de Waldorf Overseas, que, según la Fiscalía, estarían detrás de la compra del ático de Ignacio González.
Los testaferros profesionales son legales en Panamá. Se han convertido en una figura clave en el negocio de las sociedades offshore. Su función es fundamental para preservar la confidencialidad de los clientes. Los socios del despacho Jurgen Mossack y Ramón Fonseca presiden un centenar de sociedades cada uno. Pero no son, ni de lejos, los más recurridos.
En la orla de testaferros panameños encabeza el ranking Jaqueline Alexander, directora de 7.219 sociedades; le sigue Verna de Nelson, con 6.407; y cierra el podio Ivette Rogers, que dirige 4.844 compañías.
El papel de estos testaferros es tan testimonial se han detectado incluso casos en los que siguen actuando cuando ya han fallecido. El ejemplo, Vianca Scott. Murió en un accidente en septiembre de 2005, aunque seguía dirigiendo empresas en 2008, como demuestra se demuestra en un documento.
Finalmente, el despacho de Mossack Fonseca decidió sustituir a su trabajadora fallecida. La operación fue sencilla: de golpe, otra testaferro, Imogene Wilson, la sustituyó en las más de 350 empresas en las que figuraba Vianca Scott, tercera clasificada en el ranking de testaferros más famosos.