"Stop islamofobia", con esta pintada amanecía el Centro Cultural Islámico de Fuenlabrada, una defensa contra los últimos ataques que se vivieron y que dejaron, la mezquita de la ciudad madrileña, llena de pintadas islamófobas acompañadas de una cabeza de cerdo después de que el representante de la Comunidad Islámica de Fuenlabrada se manifestase en Madrid y condenase los atentados de Cataluña: "Queremos denunciar estos actos y decir que no nos representan a nosotros como musulmanes" aseguró el presidente del Centro Cultural Islámico de Fuenlabrada, Mimoun Amrioui.
No ha sido el único ataque, la mezquita de Sevilla amaneció también con pintadas y en Granada, la mezquita mayor fue atacada por el grupo ultraderechista Hogar Social. Un total de 12 jóvenes arrojaron bengalas y botes de humo contra la mezquita y mostraron una pancarta en la que podía leerse: "Quién financió esta mezquita financia el terrorismo".
La Comunidad Islámica española ha denunciado los ataques y piden respeto. "Algunos elementos entienden mal la religión y quieren hacer uso de ella. Nosotros no nos sentimos identificados con ellos", afirma Mohamed Ajana El Ouafi, secretario de la Comisión Islámica de España. Además, añade: "No hay que criminalizar al Islam ni a los musulmanes".
Estos ataques no acobardan a la comunidad islámica en España que se manifestó en La Rambla de Barcelona, en la puerta del Sol en Madrid y volverá a hacerlo en la Plaza Catalunya para condenar los atentados y reiterar su sentimiento.
"Por el comportamiento errático de 50.000 personas no se puede criminalizar a una mancomunidad de 1.100 millones de personas" ha reiterado el representante de la comunidad Hasmadia en España, Kamar Fazal. Quieren dar su mensaje claro que, a pesar del horror vivido, condenan siempre el terrorismo, del que también se sienten víctimas, y que para ellos el Islam significa paz.
Dos manifestaciones conviven en el pueblo
El pueblo de Medinaceli (Soria) se divide en protestas de defensores y detractores de la celebración del Toro Jubilo
La Guardia Civil tuvo que organizar un amplio dispositivo para evitar confrontaciones y que pudieran convivir en el pueblo las protestas de detractores y defensores del Toro Jubilo.