NOS GUSTA CONDUCIR
Un estudio de IBM desmonta la utopía futurista de los coches sin conductor
Los ejecutivos de la industria automovilística miran al futuro y no ven coches que viajen sin pilotos. Admiten que los vehículos serán cada vez más inteligentes -hablarán entre ellos, sabrán reparar sus propios arañazos y aprenderán de la experiencia-, pero están seguros de que los humanos seguirán a cargo del timón. Por una razón muy sencilla: muchos disfrutan con la conducción.
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A veces diez minutos de conversación en la barra de algún bar conducen a la misma conclusión que los estudios más sesudos (y caros). Sin pretensión científica alguna, os proponemos un experimento: preguntad a algún amigo no muy 'geek', conductor empedernido a ser posible, qué le parecería que su próximo vehículo se condujera solo. Nosotros lo hemos hecho. La respuesta, un rotundo “no”, acompañado de unos ojos como platos y una exclamación: “¿Te has vuelto loco?”
Como dijo cierto anuncio, nos gusta conducir. Solo el coche puede hacer sombra al perro como mejor amigo del hombre. De hecho, igual que pasa con las mascotas, los automóviles se acaban pareciendo a sus dueños (o eso dicen los científicos de la Universidad de Viena). La simbiosis humano-máquina es total cuando se trata de un vehículo a motor.
No queremos que se conduzcan solos: te lo puede decir tu amigo el del bar o puedes leerlo en un reciente estudio de IBM, que suena mucho más fiable. Los investigadores de la multinacional estadounidense han entrevistado a 175 ejecutivos del sector automovilístico (fabricantes, proveedores...) para conocer su visión acerca del futuro de esta industria.
Solo un 8% de los consultados imagina un 2025 en que los coches autónomos, sin conductor, sean el pan de cada día. No es que la tecnología necesite más tiempo para evolucionar, es que lo necesitamos nosotros para acostumbrarnos a ella. Por eso el 87% considera que la automatización será parcial, en la línea de lo que vemos hoy en día (asistencia para aparcar o cambiar de carril, por ejemplo).
El 55% de los encuestados se atreve a ir un poco más allá, hasta un vehículo casi totalmente autónomo aunque capaz de aceptar sus limitaciones. Se conduciría solo, sí, pero agacharía la cabeza y avisaría al piloto humano si las cosas se pusieran difíciles.
Lo que sí ven claro estos expertos es que los coches aprenderán a compartir información, a hablar entre ellos, en menos de una década. También serán capaces de hablar con el entorno (con los semáforos, la carretera y las señales de tráfico, por ejemplo), de aprender con la experiencia, adaptarse a sus dueños e incluso reparar sus propios arañazos.
No obstante, si el estudio ofrece una conclusión rotunda es que a los sospechosos habituales (los Audi, Ford, BMW, Toyota y compañía) se sumarán un buen puñado de marcas de otros sectores, especialmente tecnológicas. El 75% de los ejecutivos está de acuerdo en que las automovilísticas tendrán que buscar socios fuera de su industria si quieren seguir creciendo.
Ahí están los rumores cada vez más sólidos sobre Apple, que, por lo visto, tiene cientos de empleados trabajando desde hace más de un año en unos coches que se dan un aire a los de Google. Dos gigantes enfrentados que, además, ponen su sello en el 'software' de las automovilísticas tradicionales (y falta un tercero: Microsoft).
Entre las filas de la Open Automotive Alliance, con el sistema operativo Android por bandera, se cuentan casi todos los titanes del sector, que también están entre las marcas que incorporan CarPlay, la tecnología de Apple, en sus modelos.
Alianzas por un lado, proyectos propios por otro, pero una cosa está clara: las tecnológicas tendrán mucho que decir sobre el futuro de los coches ¿Lograrán convencernos de que sea autónomo e inteligente?
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