UN GRAN HITO DE LOS FINLANDESES
Nokia 3310: oda al primer gran teléfono
Hace 14 años, el equivalente a dos eternidades en el mundo de la tecnología, llegó al mercado el primer teléfono que, como Heisenberg, nos obligó a aprendernos su nombre. Había venido para quedarse.
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Si paras a una persona por la calle y le pides que te nombre un teléfono, probablemente su respuesta sea “¿qué dice usted, demente?” y salga corriendo. Sin embargo, si decide contestar probablemente te hable del último iPhone, de un Samsung (si habla del suyo y es el que le regaló su operador, no sabrá cuál es; si lo sabe, es un S4, un S5 o un Note 3) o hasta puede que confiese su amor (tan comprensible como inasequible) por el HTC One M8. Pero hace unos años no hacía faltar hablar con un desconocido para saber qué nombre iba a salir de su boca: el Nokia 3310 no tenía rival.
El año 2000 estuvo movido en el sector tecnológico, con la llegada de PlayStation 2 y el lanzamiento del primer título de la saga 'Los Sims'. Además, todos queríamos ser gladiadores gracias a la interpretación de Russell Crowe en 'Gladiator', la película de Ridley Scott estrenada ese mismo año. Hasta Nokia.
El 3310 llegó al mercado en el último trimestre del año como sucesor del Nokia 3210, otro magnífico terminal de los finlandeses. Lo que nadie podía prever es que se convertiría en 'el teléfono'. De la noche a la mañana, los clientes no querían un móvil: querían ese móvil. Nokia demostró que los teléfonos podían ser un producto deseado, buscado, aspiracional. Pasaron de ser una herramienta de trabajo a ser mucho más.
Pero, ¿qué tenía el 3310 que no tuviesen sus rivales? Es difícil de decir, ya que sus especificaciones, por ejemplo, aunque eran avanzadas, pertenecen a una época en la que tampoco se podían considerar relevantes. En la edad de piedra de la telefonía no importaba de qué material estuviese hecho el ladrillo mientras fuese capaz de atravesar un mamut. Y lo más probable es que pudiese.
De todos modos, sí tenía algunas características interesantes, como una calculadora, la posibilidad de almacenar distintos perfiles o el mítico Snake II (porque antes de lanzar pájaros contra cerdos nos dedicábamos a guiar serpientes). Además, permitía personalizar algunos aspectos, como el fondo de pantalla o la carcasa, que se podía intercambiar. Fue uno de los culpables de que durante años los paseos marítimos y los mercadillos de toda España estuviesen plagados de puestos con trozos de plástico con imágenes del Ché, Bob Marley o el toro de Osborne y de que las páginas publicitarias de casi todas las revistas tuviesen las mismas imágenes, pero pixeladas.
Aunque entonces el mercado envejecía más lentamente, tras un par de años como líder indiscutible el Nokia 3310 se quedó bastante obsoleto. Tuvo un sucesor más que digno en el Nokia 3410, pero la llegada de las primeras pantallas a color y, sobre todo, las primeras cámaras, forzó su jubilación.
Nokia, por su parte, mantuvo este liderazgo durante aproximadamente un lustro hasta que llegó la siguiente gran revolución con el primer iPhone y, tras la edad del ladrillo, se pasó a la era de la manzana, en la que todavía nos encontramos (eso sí, hasta que llegue el iPhone 6 no sabremos si en su apogeo o en su declive).
Ahora los Nokia ya no existen como tal, sino que forman parte de Microsoft y en lugar de gladiadores apuestan por un ejército de guerreros elegantes, como son los Lumia, pero si miran atrás siempre pueden recordar al 3310, el primer gran héroe de la telefonía móvil.
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