Año 2015. Argentina salía a la calle para decir basta a la violencia de género. Así nació el movimiento 'Ni una menos'. "Cuando de pronto salen todas mujeres a las calles te das cuenta de que no eres la única, que el problema es estructural", cuenta la escritora Belén López Peiró.
Ella sufrió abusos sexuales por parte de su tío desde los 13 a los 16 años, y el primer gran muro, el del silencio, se levantó en su propia familia. "Puede suceder que no te crean, que cuestionen tu palabra, que te culpabilicen...".
Una responsabilidad estatal
Lo cuenta en 'Por qué volvías cada verano' (Las afueras, 2018), un libro que nos recuerda que los abusos a menores son un problema social y político. "Que hablar de consentimiento, que hablar de sexualidad, que hablar de abusos sexuales, hablar de violación, que hablar de los limites del cuerpo sea promovido por un Estado", pide López Peiró.
La importancia de la educación
La educación sexual, dice, es fundamental. En Argentina, existe desde 2006 una ley que garantiza el derecho a este tipo de educación, pero aún queda mucho camino por recorrer. "Son muchas las familias que dicen: no, que a mi hijo no le hablen de esto en la escuela, yo lo educo en mi casa. Pero si estamos hablando de que el 80% de los abusos suceden de puertas adentro de la familia, ¿qué familias son las que van a hablar con los hijos?".
El de Belén López Peiró es un caso más de un problema universal. Y en su caso, a pesar de haber denunciado en 2014, asegura que "la reparación no ha venido por la justicia, sino que vino por la escritura". Porque 7 años después, sigue a la espera de un veredicto.