Juan Manuel de Prada estrena la segunda parte de Mil ojos esconde la noche. En Cárcel de tinieblas, el escritor continúa la historia de Fernando Navales en el París de la Segunda Guerra Mundial. Un escritor falangista, de inmenso talento y peores ideas capaz de cualquier cosa para sobrevivir en una ciudad que perdió su luz a la sombra del nazismo.
Un libro inmenso (1.600 páginas) que fue escrito a mano y dividido en dos partes para comodidad de las lumbares de sus lectores. Charlamos con el autor sobre sus personajes, la elaboración de esta segunda parte, el rearme en Europa y las preguntas que Juan Manuel de Prada le plantea a la inteligencia artificial.
PREGUNTA: Creo que teniendo el manuscrito aquí delante, la primera pregunta es de obligado cumplimiento. ¿Cómo ha sido escribir este Mil ojos esconde la noche?
RESPUESTA. Bueno, es una novela que tuvo una documentación muy ardua en archivos. Está hecha con muchos expedientes policiales de todos los personajes que aparecen en la novela, en archivos sobre todo franceses, catalanes, etc. Lo que es la escritura, pues bueno, es una escritura a mano, puramente artesanal, como se escribía antes. Yo soy un gran ecologista y entonces utilizo papel usado.
Esta segunda parte, en concreto además, la escribí durante el invierno, se me estropeó la caldera. Porque claro, si me ponía a repararla perdía días de escritura. Entonces me metí mucho en el frío. Escribir con abrigo es una situación nueva para mí. Yo escribo sin conexión a internet, sin interferencia tecnológica alguna. Creo que la tecnología de alguna manera nos manipula o nos transforma sin que nos demos cuenta.
P. La novela, precisamente, habla de manipulación y de transformación. De una Francia de Vichy en la que hay un montón de españoles que están empezando a unirse al Movimiento por supervivencia...
R. No diría unirse, colaboran. Colaboran porque es una manera de tener un salvo conducto en el París de la época. Fíjate, muchas personas me han dicho, ¿pero usted no cree que con esto denigra a los exiliados? No, yo creo que como se les denigra es presentándolos como seres intachables, como si fueran caballeros con armadura de plata. Si nosotros, que no estamos expuestos a circunstancias terribles, nos arrastramos y nos envilecemos, ¿cómo no lo va a hacer una persona que está en una situación tan angustiosa?
Una ideología sin packs
P. En sus columnas aglutina muchas veces a personas de ideologías muy distintas, a pesar de la suya propia.
R. Bueno, yo creo que un escritor tiene un compromiso con la verdad y tiene que decir aquello que piensa, honestamente. Yo en lo que no creo es en los packs ideológicos: eres de izquierdas y tienes que pensar esto sobre tal cuestión o esto sobre tal otra. Yo creo que una persona puede ser de izquierdas y estar en contra del aborto, y pienso que una persona puede ser de derechas y estar en contra del sionismo, por poner dos casos.
"Se puede ser de izquierdas y estar en contra del aborto"
Vivimos en un tiempo demasiado disciplinado, por decirlo suavemente, yo creo que es algo más en lo que parece que nos han moldeado, cargas sobre las espaldas una mochila que muchas veces repudias. Deberíamos pensar en estas cuestiones desde nuestra razón, que para eso nos la dio Dios, la ideología la hemos tomado nosotros.
P. En esa idea de que debemos escribir y decir y actuar como se siente y se piensa. Su protagonista, Fernando Navales podría ser como la versión más extrema de todo esto.
R. Bueno, Navales es un falangista, es un falangista resentido porque considera que no ha sido recompensado como merecía. Rezuma bilis y odio, es un hombre bastante implacable pero también juguetón y con debilidades. En esta segunda parte esas debilidades van aflorando a medida que la guerra se entenebrece. A medida que descubre realidades muy sórdidas, como es el tema de los judíos, por ejemplo.
Él mantiene una pugna con su mala índole, que evidentemente la tiene, pero al mismo tiempo tiene discernimiento, entonces se da cuenta que se tiene que separar de ciertas cosas. En esta segunda parte hay una pugna constante entre su mala naturaleza y su deseo de de redimirse de alguna manera que lo lleva a la locura por momentos.
P. Los personajes históricos que aquí aparecen salen a veces muy mal parados. El nombre que antes se me viene a la cabeza es el de Picasso.
R. Eso es porque tenemos una visión simplista y sobre ella cae en toda esta mierda de las cancelaciones y demás. Un artista, un creador puede ser grandioso desde el punto de vista de su arte, pero puede ser una persona deplorable y eso lo tenemos que aceptar con naturalidad. No podemos pensar que un gran poeta además tiene que ser un gran padre de familia, amantísimo padre de sus hijos. No, a lo mejor era un gran poeta y luego era un miserable, un adultero abandonó a sus hijos, estas cosas pasan, son así de terribles, ¿no?
"Escribo como se mea, a lo que sale"
Picasso fue un hombre que revolucionó el arte, evidentemente, y luego, en su conducta personal, deja bastante que desear y esto está demostrado. Hay muchos testimonios concurrentes y tenemos que aceptarlo así. Eso significa que por pegar a sus amantes o abandonar a sus amigos y dejar que los mataran los nazis, ¿tenemos que decir que su pintura es una mierda? Pues no. Tenemos que discernir, yo creo que esto es un sano hábito intelectual.
P. La suya es una literatura muy barroca y preciosista. ¿Se plantea al escribir luchar contra la falta de atención?
R. Yo creo que la literatura es una apuesta por la dificultad. Nadie lee ni escribe porque está a gusto en el mundo, lo haces porque tienes algo que lleva a querer saber de lo desconocido, de experiencias que no habías imaginado nunca. Creo que la literatura tiene que ser exigente y el escritor dar lo mejor de sí. Pero yo escribo de forma torrencial, escribo como se mea, a lo que sale. Y reclamo que los lectores se sumen al esfuerzo. Creo que la tecnología está cambiando nuestras capacidades mentales, las atrofia.
Las preguntas de Juan Manuel de Prada a la IA
P. Me he fijado en que lleva un teléfono móvil muy sencillo.
R. Es un teléfono como lo eran hace 20 años, sin internet, cámara, aplicaciones ni nada de nada.
P. Son como los que llevan los narcotraficantes para que no les pillen.
R. (Ríe) A ver si ahora a las acusaciones de antisemita y prorruso van a decir que soy narcotraficante (ríe). Pero es triste cómo nos condiciona la tecnología. El taxista que me ha llevado hoy debía de llevar varias décadas conduciendo su taxi y aún así no se ha despegado del GPS para llegar.
P. De la inteligencia artificial ya ni hablamos entonces...
R.: No, hombre, podemos hablar. El otro día hice unas pruebas.
P. ¿Qué probó?
R. Preguntas de todo tipo, preguntas de cultura literaria, de arte, de religión, de política, luego preguntas banales, preguntas frívolas... Todo lo que te responde es basura. Con la cuestión ideológica es de una hipocresía suma, entonces ya en un momento le pregunté: pero a ver, a ti, ¿quién te parece más guapa? ¿Margaret Thatcher o Isabel Díaz Ayuso? Y no me contestaba, me decía que cada uno tiene un gusto.
"Las inteligencias artificiales están hechas para crear personas estereotipadas con un pensamiento burdo"
Eso es una mierda, en la vida hay que decantarse. Las inteligencias artificiales están hechas para crear personas estereotipadas con un pensamiento esquemático, rudimentario y burdo. Le pregunté también por la primera parte de mi novela. Y me dijo que muy bien, que una escritura estupenda, una trama muy interesante pero que te podía molestar la ideología del autor (ríe).
Es una cosa de locos. Yo que no soy conservador, soy tradicional como muchas veces he dicho. Pero en esta novela me he esforzado especialmente en darle una visión propia al protagonista que no coincide con la mía, es un falangista desorejado. Y eso de la ideología conservadora del autor, ¿lo aplicamos también a los escritores del siglo XIX? Cervantes y Quevedo eran bastante más conservadores.
P. ¿Se arrepiente alguna vez de lo dicho?
R. No. Pienso en el poema de Quevedo: "No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo". A veces es muy arriesgado, sobre todo si se tienen opiniones que no están encasilladas, puedes provocar grandes turbulencias.
P. Pero tengo la sensación de que jamás ha impedido eso su trabajo, siempre ha tenido voz.
R. Bueno, he tenido un público que me ha apoyado, gracias a Dios. De hecho, de los medios me han ido apartando, algo que agradezco porque mi vocación es la literaria.
P. Precisamente ha dejado de participar en tertulias. ¿Es una decisión propia?
R. Me han separado, pero sí, me he apartado. También es que creo que no tiene sentido que una persona como yo este en estas tertulias donde van personas a defender el argumentario de tal o cual partido. Defender a los palestinos en ABC no es sencillo porque mucha gente no te entiende. Igual que en medios progresistas no lo es defender la vida, cuestiones que tienen que ver con mi visión cristiana y que no son bien recibidas. Te quedas en tierra de nadie.
Tambores de guerra
P. Cuando empezó la guerra en Gaza, la suya fue una de las pocas voces que se mostró crítica con el régimen de Netanyahu.
R. En los grandes medios me atrevería a decir que la primera y casi la única. El de Hamás fue un crimen execrable, pero eso no puede oscurecer nuestra razón y no entender el contexto de que lo que está pasando es un genocidio silencioso durante décadas. Todo el mundo adoptó posiciones muy tibias. Claro que, a medida que Netanyahu empezó a tirar misiles y miles de bombas, la gente se fue animando.
P. De tibieza va también esta novela, de una época en la que se hicieron concesiones al nazismo, muy distinto del relato general que se adoptó después del conflicto.
R. Tendemos a tener una visión un poquito complaciente de nuestra época y pensamos que la democracia es una superación del totalitarismo. Que las sociedades democráticas son mucho más comprometidas moralmente que las sociedades totalitarias. Esto es falso. El miedo y la servidumbre son exactamente iguales en las sociedades democráticas y en las totalitarias.
"Lo que está pasando en Gaza es un genocidio silencioso"
La francesa es como se muestra en la novela, me parece un retrato muy fidedigno del colaboracionismo con el Tercer Reich. Fue una sociedad genuflexa, atenazada por el miedo. La redada de los judíos del velódromo de invierno que aparece en el libro la hizo la gendarmería, no los nazis. Pero cuando terminó la guerra, De Gaulle se inventó el mito de la Resistencia, que existía, pero era minoritaria.
P. Ahora vuelven a sonar tambores de guerra en toda Europa, se habla de rearme.
R. Me parece un disparate, soy totalmente contrario. En la novela se habla de la posición española durante la Segunda Guerra Mundial. Siempre se ha dicho que Franco estaba entregado a Hitler, pero hacía lo que le convenía en el momento, de forma pragmática. Es verdad que mandó a la División Azul, pero mantuvo la neutralidad de España.
Este siempre ha sido un país neutral. Es un grave error sumarnos al belicismo de ciertas potencias europeas. Creo que podríamos hacer más por la paz desde esa neutralidad. Es maravilloso leer la prensa española la Primera Guerra Mundial porque los periodistas podían ser más francófilos o anglófilos pero había debate, algo más fructífero que lo de ahora.
"España no tiene capacidad para unirse a una guerra"
Gracias a eso se empezó a hablar de la epidemia de gripe, por eso se le llamó Gripe Española, porque fueron los periodistas españoles quienes empezaron a hablar de ella. Los demás países estaban sometidos a la censura y no podían contarlo. Tienes a Valle Inclán que era carlista pero defendía a Francia, Baroja que era liberal, en cambio, apoyaba a Alemania. Hoy en día los clichés ideológicos no lo permitirían, los encorsetarían.
P. En su última columna le tacharon de 'prorruso' por decir todo esto.
R. A mí me han tildado de todo solo por decir que quizás es necesario un proceso de paz. Me parece una locura porque España no tiene capacidad para incorporarse a una guerra. Es más, ¿a qué tipo de guerra? Si es una nuclear tendremos poco que hacer, si es una convencional mandarán a miles de muchachos españoles a combatir.
No sé a qué estamos jugando honestamente, me parece insensata la posición de nuestros gobernantes. Es como el tipo de sociedad que retrata la novela, necesitada de adscribirse al redil para sentirse protegida.
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