Buscar la playa bajo los adoquines o dejar entrar la esperanza por la Puerta del Sol marcó a dos generaciones separadas en el tiempo pero unidas en la convicción de que podían cambiar el mundo.
"Ahora hay una ventana a la desilusión"
No lo hicieron, no del todo, pero no haber cumplido todos los sueños puede llevar a pensar que de nada sirvió luchar, como apunta la activista Elizabeth Duval. "Observo en generaciones anteriores que, por haberse ilusionado tanto con el 15M, ahora lo que da es a una ventana de desilusión", sentencia.
Contra ese estado de melancolía que puede llevarnos a pensar que luchar no sirve de nada y que da título a su último ensayo, trata de oponerse Duval o, como ella dice "devolver la esperanza de transformación".
Melancolía, mala compañera política
También, advierte Duval, hay que tener cuidado con la nostalgia, mala compañera de viaje. "Un movimiento que pensó mucho en el futuro como fue el 15-M puede ensimismarse y acabar pensando demasiado en su propio pasado", analiza, lo que podría llevar a "mitificar ese pasado, sacralizarlo", añade, con el el peligro de que las generaciones que vienen después no se sientan identificadas con ese proyecto.
"El 15-M puede ensimismarse y acabar pensando demasiado en su propio pasado"
Y es ese, para Duval, uno de los retos de la actual izquierda.