Avanzamos por un camino construido por la naturaleza a lo largo de siglos, entre arrozales custodiados por aves y caballos salvajes. Recibidos por cabras, llegamos a la casa más recóndita de la Isla de Buda, en la desembocadura del Delta del Ebro. Allí nos espera el escritor Gabi Martínez, que nos enseña el lugar en el que vivió un año para empaparse de este lugar.
Refugiados climáticos
Una casa con un más que posible triste futuro. "Es la primera casa construida junto al mar", nos cuenta. "Sería la primera que en Europa se tragaría el mar en caso de subir el nivel, sus habitantes serían los primeros refugiados climáticos de Europa".
Su idea era trasladarse allí tan solo tres meses, pero acabaron convenciéndole de que viviera las cuatro estaciones, ya que cada una de ellas le da al delta un carácter diferente. De esas cuatro estaciones nace Delta, un libro a medio camino entre la novela, el ensayo y el reportaje, buen ejemplo de la llamada 'liternatura', esa literatura nacida en y por la naturaleza.
Humedales en peligro
Una carta de amor a un humedal en peligro, ya que como nos recuerda Martínez, "los humedales se están destruyendo a un ritmo tres veces mayor que el de los bosques, en el último siglo se han perdido la mitad de los humedales del mundo".
Su primer enemigo fueron las presas construidas a lo largo del Ebro. Nos dan agua, pero retienen los sedimentos con los que el Delta se ha ido creando. De los 20 millones de toneladas que llegaban antes ahora apenas llegan 100.000, insuficientes para aguantar el desgaste natural por el arrastre del mar. Pero hay más. El aumento de la temperatura del Mediterráneo está provocando tormentas cada vez más fuertes y frecuentes, lo que acelera este proceso de desgaste.
"En el último siglo se han perdido la mitad de los humedales del mundo"
Junto a Doñana, la Albufera o las Tablas de Daimiel, es uno de los humedales más importantes de España, hábitat de más de 500 especies y alrededor de 50.000 personas que viven en él y que han desarrollado a lo largo de los siglos una gastronomía y cultura propias.
Quizá merezca la pena conservarlo unos cuantos siglos más.