Autora: Michiko Aoyama
Traductora: Marta Morros
Editorial: Planeta
Año de publicación original: 2020
Si has caído aquí es porque te gusta leer, así que seguramente hayas experimentado esa fabulosa sensación de sumergirse en las páginas de un libro y sentir una suerte de epifanía.
Y no nos referimos a libros religiosos o de autoayuda, tampoco a uno de esos pretendidamente profundos que buscan, precisamente, cambiarnos la vida, no. Nos referimos a ese maravilloso momento en que uno está inmerso en una lectura cualquiera cuando, de repente, algo hace clic y un sentimiento muy pequeñito empieza a moverse dentro de uno y acaba por cambiarlo todo.
Una librería en Tokio
Pues bien, La biblioteca de los nuevos comienzos no es uno de esos libros, ojo, nunca se sabe, pero sí gira en torno a esa bonita sensación.
A través de una serie de historias cortas, la periodista Michiko Aoyama articula un libro bastante 'cuqui' que gustará especialmente a aquellas personas en la crisis de los 40 que sientan que necesitan un cambio en su vida y no sepan por dónde empezar.
El libro, todo un fenómeno en Japón, ha vendido 300.000 ejemplares
Así, básicamente, son los distintos personajes que desfilan por este libro, cuyo nexo en común es una bibliotecaria, adicta a tejer muñecos de fieltro, con buen ojo para saber qué necesitan -no qué quieren- leer nuestros protagonistas. Y a ellos les funciona. Claro, si no funcionara, como diría mi madre, no habría libro que contar. Y encuentran entonces en esas recomendaciones el empujoncito que necesitaban para darle un girito a su vida. La historia recuerda algo a esa librería real de Florencia en la que recomiendan lecturas como si fuera una farmacia. Cada libro es un tipo de medicina diferente.
Esta historia tan aparentemente sencilla tiene un calor especial, una cercanía, que ha conseguido que en Japón se vendan 300.000 ejemplares y quede como finalista en el premio anual que entregan los libreros del país. Un fenómeno editorial que verá la luz en más de veinte idiomas.
Historias de cambio
Contado con la solvencia justa como para gustarle a uno y no quedar mal si decide regalárselo a otros (esto es importante), la historia de Aoyama nos trasporta a un Japón que recuerda a películas como 'Una pastelería en Tokio' o a esas que tanto gustan hacer en Hollywood sobre americanos estresados que viajan a la vieja Europa por una herencia de una tía abuela que jamás conocieron y acaban reflotando un restaurante, una posada o cualquier negocio ruinoso que en sus manos se convierte en el lugar de moda.
Pues eso, que viva la lectura, vivan los lectores y vivan los libros que cambian vidas.