Beatriz Alcaná

Editorial: Versátil

Año de publicación original: 2024

Es primavera en 1935, y las montañas del norte de España están envueltas en el susurro de las leyendas que nacen del viento. Allí, una joven francesa se adentra en un internado perdido en un rincón empobrecido, donde los ideales de la educación se entrelazan con el misterio de los lobos que acechan las colinas.

Céline Perrault llega a un lugar donde el conocimiento y la cultura se reparten como una promesa que a veces sabe a utopía. Pero no es solo su mente la que se ve sacudida por la historia; algo en su interior se revuelca con las sombras que se alargan sobre ella, con los secretos ocultos entre las páginas de la vida y la naturaleza.

Lo que encontramos en El evangelio del lobo no es solo un relato sobre una mujer que se encuentra con los desafíos de la vida en un lugar apartado y rural. Es una exploración profunda de la complejidad humana, envuelta en el manto de un thriller psicológico cargado de tensión, misticismo y símbolos.

Entre mito y realidad

El alma de la obra se construye en el encuentro entre lo visible y lo invisible, entre lo racional y lo intuitivo, en un escenario que, aunque parece apartado del mundo, se convierte en un reflejo de las grandes contradicciones del ser humano. Es un trabajo que, si bien podría verse como un relato de supervivencia en tiempos difíciles, también se convierte en una investigación sobre las contradicciones de las fuerzas sociales y los límites de la educación y el conocimiento.

El internado no es solo un lugar físico, sino un microcosmos de la España de la época

Beatriz Alcaná no se limita a la historia de Céline, sino que profundiza en su entorno, en un internado que no solo es un lugar físico, sino un microcosmos de la España de la época. La protagonista se enfrenta no solo a la dureza de la vida rural y la hostilidad de un lugar aislado, sino también a la resistencia de sus propios estudiantes, quienes están atrapados entre el fervor de unas ideologías que se alzan al mismo tiempo que la miseria que los rodea.

La autora dibuja un espacio complejo, donde cada personaje se convierte en un reflejo de las tensiones de su época, ya seala guerra civilque está por llegar, el peso de la educación tradicional o el ansia de transformar un mundo a través de la pedagogía.

El lobo como reflejo del ser humano

Uno de los elementos más fascinantes de la novela es cómo Alcaná utiliza el elemento del lobo como un símbolo múltiple. El lobo no solo es una criatura que acecha las montañas, sino una metáfora que se extiende a lo largo de las vidas de los personajes. Los lobos están allí para enseñar, para empujar a cada uno de los personajes hacia su límite, hacia su fragilidad y, por tanto, hacia una nueva forma de comprensión del mundo que los rodea.

Los lobos se convierten en una fuerza misteriosa, en un evangelio que no se predica con palabras, sino con actos y presencias.

Los lobos se convierten en evangelios que se transmiten a través de actos y presencias, no palabras

En cuanto a la estructura de la novela, El evangelio del lobo se despliega como una serie de capas narrativas que se van desvelando poco a poco. Alcaná no ofrece respuestas fáciles ni conclusiones rápidas; más bien, presenta un proceso de revelación constante, donde cada pequeño hallazgo, cada pista, cada conversación se conecta con el desarrollo de los personajes y la historia.

La autora sabe cómo mantener el suspense y la intriga, pero también sabe cuándo dejar que el silencio lo diga todo. Esto crea una atmósfera que oscila entre lo cotidiano y lo extraordinario, donde las palabras adquieren un peso distinto, como si cada una fuera una llave que abre una puerta hacia algo nuevo y desconocido.

Un paso más

Es interesante pensar en El evangelio del lobo como el segundo paso de Beatriz Alcaná después de Teseo en llamas, un libro que sorprendió por su intensidad y su capacidad para abordar temas profundos de una manera tan visceral. La autora, conocida por su estilo preciso y evocador, ha logrado dar un giro interesante con esta nueva novela, alejándose del ámbito de la mitología clásica y adentrándose en una obra de tintes históricos que, sin embargo, conserva esa misma carga simbólica que caracteriza a su obra.

En Teseo en llamas, Alcaná exploraba los límites de la pasión y el sacrificio, pero aquí nos enfrenta a los límites de la supervivencia, el conocimiento y el poder de las creencias. El cambio es sutil, pero significativo; nos habla de una autora que está dispuesta a arriesgarse, a dejar que sus personajes tomen las riendas de la historia y a seguir explorando lo que sucede cuando las sombras y la luz se encuentran.

Con 'El evangelio del lobo', Alcaná demuestra que su capacidad para cautivar al lector sigue en ascenso

Este libro se siente como un siguiente paso en la evolución de una autora que ya había demostrado su habilidad para crear mundos ricos y complejos. La historia de El evangelio del lobo no es solo un thriller psicológico o una novela histórica, sino una meditación sobre la vida misma, sobre los límites del conocimiento y la razón, sobre el eterno combate entre la luz y la oscuridad.

Beatriz Alcaná demuestra con esta obra que su capacidad para atrapar al lector no ha hecho más que crecer. Cada página es un eco que resuena con las preguntas no formuladas, con los misterios no resueltos, con las ideas que, como los lobos, no dejan de acechar, invitándonos a seguir adelante, a no mirar atrás.

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