Javier Rodríguez

Editorial: Barbarie

Año de publicación original: 2024

Hay dos chicos de la calle que se ayudan mutuamente a sobrevivir hasta que una gaviota se interpone entre ellos. Hay un hombre disfrazado de loro que se ve envuelto en una violenta pelea. Hay un niño secuestrado por una familia de queltehues (un familiar chileno de la avefría) que devuelven con dolor su propio dolor.

No todos los pájaros que aparecen en los cuentos de Javier Rodríguez vuelan, ni todo lo que vuela en estos relatos es pájaro. Pero a medio camino entre lo humano y lo avícola este escritor chileno ha dibujado un sendero que va de la ternura al humor y de ahí a la compasión, por el que transitar con el espíritu del senderista: disfrutando del entorno, fijándote en los detalles y sobre todo, tratando de no tocar nada.

La animalidad nos hace humanos

La poeta chilena Elvira Hernández dice en unos versos breves: "No todo lo que vuela / es pájaro. / A veces lo que piensas / alcanza una pequeña altura". De ahí toma Javier Rodríguez el título para esta colección de relatos en la que sus personajes se esfuerzan precisamente por eso, por elevarse. Por alejarse de una realidad que no siempre resulta cómoda.

'No todo lo que vuela es pájaro' es la demostración de que estamos conectados con la naturaleza y que es la animalidad la que nos hace humanos

Personajes que quieren escapar de sus obligaciones, de sus miserias o de su pasado. Personas que demuestran una profunda humanidad al fijar su atención en diferentes pájaros, al acercarse a lo salvaje. No todo lo que vuela es pájaroes la demostración de que estamos conectados entre nosotros y con la naturaleza y que es la animalidad la que nos hace humanos.

Escrito con la sencillez del caminante, los relatos de Javier Rodríguez llegan mucho más lejos de lo que marcan sus palabras. Porque los pájaros de sus textos son pájaros pero son otras muchas cosas. Animales que simbolizan anhelos o dramas de cada personaje, que esconden un texto no escrito pero que también se lee. Un texto que más que ofrecer respuestas, plantea preguntas.

Pájaros como puertas

En el primero de los relatos, por ejemplo, una pareja aprovecha la pandemia para escapar de la ciudad y esconderse en el campo con su hijo recién nacido. Ella nació allí, él no. Y entre los dos hay un abismo que se ensancha con el cambio. Más aún cuando él, en un paseo por el pasto, molesta a los queltehues, un ave que anida en medio del césped. El ataque de estos pájaros, como lo ajeno del entorno, empuja a ese hombre a alejarse de su propia familia.

A través de ese símbolo animal la lectura crece, se eleva, viaja por encima de las palabras y, desde esa otra perspectiva, entendemos otras cosas

Así, desde la tórtola herida al loro ladrón, desde el legendario Articuno, un pájaro Pokémon, a los gansos que pintó Edvard Munch, son en realidad las puertas que separan esos dos mundos, el del relato como tal y el de la historia no escrita que se intuye tras las páginas.

A través de ese símbolo animal la lectura crece, se eleva, como el pensamiento que decía Elvira Hernández, hasta viajar por encima de las palabras y, desde esa otra perspectiva, entender otras cosas. No todo lo que vuela es pájaro es un libro que se lee tan fácil como difícil se olvida, porque las historias que relatan se quedan, como fotografías aéreas, clavadas en las paredes de la memoria.

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