Las medusas no tienen orejas - Adèle Rosenfeld
"Tus oídos son inútiles, pueden apagarse, tanto da -me decía-. En el fondo, ¿acaso merece ser oída esta sociedad?".
Adèle Rosenfeld
Traductora: Isabel González-Gallarza
Editorial: Seix Barral
Año de publicación original: 2022
Sinopsis: Louise nunca ha escuchado como el resto. Sus problemas de audición le han hecho las cosas más complicadas pero ha conseguido construir su rutina al margen de esta discapacidad escondida. Su identidad también se ha visto alterada porque le resulta imposible mantener una relación con los demás sin que surjan malentendidos.
Y es en este punto donde Louise se desmarca de otras personas con problemas de audición. Su mundo interior es diferente y está vitaminado gracias a la deliciosa relación que guarda con el mundo que la rodea y con varios personajes que acuden a su mente cada vez que sus oídos provocan esa típica e incómoda conversación de teléfono escacharrado.
Louise lleva años dominando esas situaciones pero su sordera empieza a empeorar y va a tener que pinchar su particular burbuja de confort para encontrar una solución.
Por qué recomendamos 'Las medusas no tienen orejas', de Adèle Rosenfeld
¿Qué siente una persona con problemas de audición? Y lo que es más complicado... ¿cómo plasmar esa barrera con palabras? En la que es su primera novela, Adèle Rosenfeld utiliza parte de sus vivencias personales para ponernos en la piel de una mujer con serios problemas auditivos. Es sorprendente comprobar lo bien que lo consigue y, sobre todo, cómo lo hace. La naturalidad y la empatía que destila son inapelables.
Cada pequeño episodio de esta novela supone asomarse a un mundo limitado. Un universo sesgado por un sentido que no funciona dentro de un mundo que desplaza a las personas con discapacidad. Louise es sorda total de un oído y el que le quedaba para aferrarse al sonido se está apagando poco a poco. Pero a pesar de que parte de su mundo se apague, nos encontramos ante una novela que, prácticamente, nos hace escuchar en vez de leer.
Las palabras suenan en esta obra. Suenan por acción y también por omisión porque Louise no puede oír y nosotros tampoco. Es imposible no sentir esa angustia de no entender, de sufrir la impotencia de perderse el núcleo de una conversación porque nuestro propio cuerpo nos está traicionando.
Pero no busquéis compasión y tristeza. Lo que hace grande a esta novela es que todo está recubierto de unas sanísimas pinceladas de dulzura y humor. Los matices son lo que separan lo cotidiano de lo extraordinario y este libro está plagado de ellos. Es original, es tierno, es delicado y da en el clavo: sí, vivimos con miedo al aislamiento, al silencio, pero los sonidos están ahí, aunque apenas se escuchen. Solo hay que saber encontrarlos.