Juan Tallón
Editorial: Anagrama
Año de publicación original: 2024
Mi nombre es Hitler, Antonio Hitler. Si James Bond se hubiese llamado así, seguro que se habría cortado muy mucho de decirlo. Nos hubiéramos perdido una de las frases más famosas de la historia del cine, pero es que cualquier cosa que esté asociada a Hitlersuena mal. Tremendamente mal.
Es como una losa con la que cargas aunque no tengas, ni de lejos, nada que ver con el Holocausto y su ejecutor. Apellidarse Hitler es ponerse una diana en el pecho y gritar públicamente "dispárame".
El protagonista de El mejor del mundo es Antonio Hitler. Una combinación que, os aseguro, tiene un porqué. No es un nombre artístico elegido por una mente perturbada. Aunque, pensándolo bien, Antonio sí que está un poquito cucú.
Un hombre llamado Ambición
Antonio es un empresario gallego con una ambición que no le cabe en el cuerpo ni en otros cien más. Su empresa es una fábrica de ataúdes que fue fundada por su padre. Y aquí es donde empezamos a tirar del hilo para saber por qué el señor Hitler (dios, es que suena fatal) es como es. La relación con su progenitor es, diciéndolo con palabras amables, una basura. No se aguantan el uno al otro.
Pero llega un día en que el mayor de los Hitler (de ahora en adelante diré "H." para dejar de sentirme tan asqueado) acaba cediéndole la empresa. Lo hace contra su voluntad porque sabía que la ambición del H. pequeño es tan desmedida que podría acabar con el legado familiar en un chasquear de dedos.
Una noche loca lo cambiará todo. La familia del protagonista, sus amigos, su negocio, todo, se le escapará entre los dedos
Como bien predijo su padre, la ambición sin límites de Antonio le da un giro radical al negocio. Él quiere situarlo en lo más alto apuntando a las clases más altas de la sociedad. Lo suyo es vender lujo. Vender una muerte de oro. Y como aquí en España eso de enterrar a los tuyos en un ataúd recubierto de 24 quilates puede que no tenga mucho mercado, H. se embarca en un viaje por Houston y Ciudad de México para vender su descabellada idea.
El caso es que, tirando de su labia y su arrollador carisma, acaba teniendo éxito y alcanzado ese estatus que siempre le ha traído de cabeza desde que tiene uso de razón. Aunque Antonio no es que le deje mucho espacio a la razón en su vida precisamente.
Cuando ya lo tiene todo atado y está a punto de volver a España triunfante, una noche loca lo cambiará todo. Su familia, su casa, sus amigos, su trabajo, todo se le escapará entre los dedos al llegar. Y lo peor es que es incapaz de encontrarle sentido. ¿Por qué ha ocurrido? ¿Qué puede hacer para revertirlo? Son preguntas que se hará constantemente.
El estilo Tallón
En El mejor del mundo, Juan Tallón nos pone enfrente de un personaje al que se le puede odiar y amar con la misma intensidad. Antonio H. es mordaz, es borde, es déspota, es tóxico, es un gilipollas integral. Pero también tiene un lado tierno, y un pasado con el que es imposible no entender por qué es como es.
Juan Tallón nos pone enfrente de un personaje al que se le puede odiar y amar con la misma intensidad
Y entonces te apiadas de él y hasta te dan ganas de darle un abracito. Pero pequeñito, porque Antonio te pegará un empujón con todas sus fuerzas y te mandará "a tomar por el culo". Porque Antonio es así. Una coraza supuestamente impenetrable con una infancia que no querríamos nadie.
Tallón sabe construir personajes que se te quedan grabados a fuego. Y no le hace falta mucho para conseguirlo. Ya lo hizo en Rewind o en Obra maestra. Aquí consigue que te quedes prendado del señor H. desde la primera página.
Estructura desestructurada
¿Y cómo lo consigue? Pues con esa prosa tan suya plagada de sube y bajas que es como estar montado en una montaña rusa pero sin moverte del salón de tu casa, del asiento del autobús o desde donde quiera que vayas a leer este libro. También influye mucho una estructura de capítulos en la que no hay orden ni concierto.
Es un puzle en el que hay humor del fino y del bueno, situaciones inverosímiles, drama y violencia
Cada uno te va contando un momento concreto de la vida de Antonio. Igual lo que pasa en el primer episodio no continua hasta el cuarto y entre medias te ha contado momentos del pasado que luego serán capitales para entender qué demonios le pasa a H.
Así se va armando un puzle en el que hay humor del fino y del bueno, hay situaciones inverosímiles, hay drama, hay violencia y hay expresiones que igual se os quedan para siempre. Yo os dejo una que ya forma parte de mi repertorio de frases que soltar de vez en cuando: "aquí huele a entierro de perro". Palabra de Hitler. Antonio Hitler.