Scott Spencer

Traductor: Ce Santiago

Editorial: Muñeca infinita

Año de publicación original: 1986

¿Pueden unos fuertes ideales vencer al sistema? ¿Puede un hombre convencido de estar haciendo el bien ser más fuerte que las cloacas que emponzoñan siempre la carrera política? ¿Puede una novela enfrentar al ser humano con la maquinaria del poder y salir indemne de la batalla?

¿Puede una novela enfrentar al ser humano con la maquinaria del poder y salir indemne de la batalla?

La batalla siempre es desigual y en la imaginación se pinta como un enfrentamiento entren David y Goliath. Una lucha utópica y sin sentido. Pero cuando un escritor de la trayectoria y la calidad de Scott Spencer se propone convertir esa idea en una novela, tenemos la suerte de ser testigos de el enfrentamiento, de ver con nuestra propia imaginación lo que las páginas pintan: lo que ocurre cuando un ser humano bueno se propone ser presidente de los Estados Unidos.

Una empresa tan ideal que suena infantil. "Eso es muy de niños, ¿no? Como querer ser bombero", le dicen al protagonista de esta historia en su juventud cuando confiesa que su objetivo es ser presidente. Una meta para la que los valores, la honradez y la honestidad son más trabas que puntos a favor.

El atentado que marcará su vida

Fielding Pierce es un abogado de Brooklyn, idealista, convencido de que puede ayudar a su comunidad y a su país, con un objetivo claro en su mente: quiere ser presidente de los Estados Unidos. Para ello tiene un camino trazado en su imaginación que sigue con pasos seguros. Un paso por Harvard tras el instituto, unos meses en la Marina, la Facultad de Derecho, un puesto en la Oficina del Fiscal de un distrito de Chicago y de ahí, paso a la política local, que le lleve a Washington como congresista y ascender hasta la Casa Blanca.

Con cada paso que asciende Fielding, el fango se intensifica y el pasado nunca se deja atrás del todo

Pero en su camino se cruza Sarah, una joven soñadora convencida de que el sistema solo se puede cambiar desde fuera, con ideas revolucionarias, que le trastocará los planes y la vida. Su relación, llena de enfrentamientos y discusiones, será clave para Fielding. Sobre todo después de que, ayudando a unos exiliados chilenos en Minnesota, un atentado acabe con la vida de Sarah.

Tras el vacío y la desolación, Fielding encontrará en sus viejas ambiciones el único camino posible y retomará su intención de llegar a lo más alto. Con una vida modélica, sus antiguos escarceos con la contra cultura quedarán atrás. O eso piensa él. Porque con cada paso que asciende, el fango se intensifica y el pasado nunca se deja atrás del todo.

La dificultad de ser político y buena persona

Fielding tiene muy presente cada paso que da, cada favor que recibe y trata de evitar constantemente corruptelas, engaños o depender de personajes excesivamente turbios. Su intención en la política es tan pura y limpia que la esconde a todo el mundo para que no le tachen de imbécil. Y juega sus cartas lo mejor que sabe, lo que implica, a veces, no tratar todo lo bien que podría a todo el mundo.

Su intención en la política es tan pura y limpia que la esconde a todo el mundo para que no le tachen de imbécil

Porque el protagonista de esta historia no es un iluso que no sepa en qué mundo vive. Sabe que si se abre demasiado con cualquiera, con sus colaboradores, con la gente de su campaña, incluso, todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra. Sabe que no hay amigos, sino resortes que tocar para hacer avanzar su carrera. Sabe que no hay ayudas desinteresadas, sino prestamos que devolver con intereses más adelante que le pueden comprometer.

Esa contradicción entre lo que quiere hacer y lo que tiene que hacer para conseguirlo, afecta a Fielding Pierce que, obsesionado con el recuerdo de Sarah, no es capaz de lidiar con la presión y lucha por no separarse del camino de la rectitud. Pero a su lado hay muchas personas interesadas no solo en sacarlo de esa vía, sino de hacerlo caer del todo.

Así funciona la maquina del fango

A través de una poderosa primera persona y hablando siempre en pasado, Scott Spencer desarrolla la vida de Fielding Pierce desde un futuro que desconocemos, pero que suena siempre nostálgico con los recuerdos que presenta. Y lo hace con una prosa resuelta, que avanza sobre los hechos con fiereza y sobre los sentimientos con intensidad.

En ocasiones asistimos, encerrados en la mente del protagonista, a situaciones en las que vemos y entendemos su incapacidad para decir una palabra, para reaccionar. Y nos encontramos como el espectador de una película de terror, gritándole a la pantalla el camino a seguir, cómo alejarse de los monstruos. Pero Fielding Pierce no dice nada, no hace nada. Se enreda en sus ideales, en sus valores, en su pasado, y eso le paraliza, le impide avanzar...

'Despertar a los muertos' explica los entresijos de la política estadounidense

El resultado es una novela tremendamente entretenida, con un gran sentido del ritmo, sobre el amor y el poder que tiene en nosotros. Y que, en paralelo, explica los entresijos de la política estadounidense. Aunque no es complicado imaginarse una historia parecida en despachos de nuestro propio país. O de cualquier país occidental en realidad.

Un repaso a la maquina del fango, a cómo funciona y lo complicado que es mantener unos valores limpios a lo largo de un camino que suele ser tan largo como lleno de palos en las ruedas. Y no solo desde la bancada contraria, sino muchas veces desde tu propio partido o de la gente más cercana.

A pocos días de unas elecciones de Estados Unidos que pueden decidir el futuro cercano no solo de ese país sino de gran parte del mundo, Despertar a los muertos es un libro perfecto para poner en valor el poder de la política y los mecanismos que la mantienen lejos del afecto de gran parte de la sociedad.

Una novela que fue adaptada al cine con bastante éxito en el año 2000 con el terrible título de 'Resucitar un amor', producida por Jodie Foster y protagonizada por Billy Cudrup y Jennifer Connelly.