Paula Hawkins
Traducción: Aleix Montoto
Editorial: Planeta
Año de publicación original: 2024
Una obra se expone en la Tate Modern de Londres. Se trata de una escultura de la artista contemporánea Vanessa Chapman encerrada en una urna de cristal entre cuyos materiales figura un hueso que en la ficha se describe como de animal. La sorpresa saltará (para los protagonistas de la novela, porque para el lector es obvio que tiene truco) cuando se descubra que pertenece a un humano.
Como ella ya ha fallecido y no se le puede preguntar (si fuera por ouija sería otra novela), la fundación propietaria de la obra mandará a uno de sus conservadores, James Becker, a la misteriosa isla escocesa en la que vivía la artista para averiguar qué ocurrió.
La isla resulta ser solo accesible durante las horas en las que la marea está baja y una lengua de tierra la conecta con la península. Allí, Becker se sumirá en una investigación que apunta también a la misteriosa desaparición (estamos en un thriller) del marido de la artista: el mujeriego y fiestero Julian Chapman.
Esta novela es un puzle con muchas piezas que sólo se podrá completar al final
A partir de aquí, la trama desciende en una espiral vertiginosa: hay mucho mensaje críptico que se pondrá sobre la mesa. Hay muchas piezas de un puzle que solo se podrá completar al final. También hay mucho personaje que aparenta una cosa para resultar ser otra distinta. Son elementos colocados en pos de la resolución de un crimen que el lector podrá imaginar a la vez que el protagonista de la novela.
Todo contado con la precisión de un cirujano. Es como si la autora de este thriller fuese una doctora que ya carga a sus espaldas con decenas de extracciones de amígdalas y sabe exactamente qué hacer, cómo y la manera más eficiente para que el resultado sea óptimo. Fría, pero eficaz.
Si no está roto, no lo arregles
Paula Hawkins sabe de dónde viene, adónde quiere ir y va al grano. La han comparado con Patricia Highsmith, autora de El talento de Mr. Ripley y de Carol, y con el director Alfred Hitchcock, director de Extraños en un tren, película que se basa en la novela de la ya mencionada Highsmith. Y aunque estas comparaciones suelen ser horribles porque siento que hacen de menos al autor al que pretenden halagar, son bastante acertadas en el fondo.
La autora de La hora azul conoce las reglas del género y lo que el público quiere y se lo da sin inventar nada, porque como dicen los ingleses "si no está roto, no lo arregles", pero de una forma bastante solvente y, si me preguntan, con la cabeza ya puesta en la posible futura adaptación audiovisual.
La autora de 'La hora azul' conoce las reglas del género y lo que el público quiere y se lo da sin inventar nada
Volvamos a la historia que nos cuenta La hora azul. A medida que avanzamos en la investigación que nos plantea la novela y que está contada en presente de indicativo para dar esa sensación de inmediatez y que el lector tenga la sensación de que descubre lo que ocurre a la vez que Vanessa, iremos descubriendo los diarios personales de la otra protagonista (la escultora ya fallecida). Serán la clave para la resolución del misterio.
Entre medias, se apuntan ciertos temas sociales que dotan a los personajes de profundidad narrativa.
Gustará, sí. Está escrita para eso.
Érase una vez una chica en un tren
Corría el año 2015 cuando el mundo conoció a Rachel Watson. Si recordáis, era aquella mujer alcohólica que cada día se imaginaba la vida de una pareja ideal a la que veía a través de la ventanilla del vagón en el que viajaba. La chica del tren se convirtió de inmediato en tal éxito editorial en todo el mundo que elevaron a su autora, Paula Hawkins(autora también de Punto ciegoy A fuego lento) a la cima de la novela negra (más de 29 millones de ejemplares vendidos en más de 50 países).
Su primera novela vendió tres millones de ejemplares en apenas un mes
Las cifras son una locura, desde luego. En apenas un mes vendió tres millones de ejemplares que se publicaron en cincuenta países. The New York Times la tuvo 18 semanas en su lista de best sellers (la lista de referencia para saber lo que mola en el mundo editorial mainstream) y la película (mediocre, todo hay que decirlo) que la adaptaba no hizo más que aumentar su leyenda.
Tras el éxito de la primera novela de la (otrora) periodista que ahora firma sin seudónimo (antes de ser Paula Hawkins firmó varias como Amy Silver), el anuncio de un nuevo proyecto siempre goza de un interés que ya quisiera cualquier escritora, aunque no hayan cosechado el mismo nivel de entusiasmo.