Jacob y Wilhelm Grimm

Traducción: Isabel Hernández

Editorial: Nórdica

Año de publicación original: 2024

Caperucita roja, Hansel y Gretel, Cenicienta, Rapunzel... y así hasta 211 historias cortas que, en mayor o menor medida, nos sabemos todos de memoria. Son los cuentos que nuestros padres y nuestros abuelos nos leían de pequeños y que nosotros ahora leemos a nuestros hijos. Son los cuentos de los hermanos Grimm. Es casi como una marca de agua porque, en el acerbo popular, los Grimm son como un todo. Por no conocerse, la gente no se sabe ni sus nombres.

Jacob y Wilhelm (así se llaman) recopilaron estas historias cortas y las publicaron en un volumen que lleva por nombre Cuentos de la infancia y el hogar (también se conocen como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm) y que tuvo diferentes versiones entre 1812 y 1857. Poco a poco la obra se fue convirtiendo en la más famosa de toda Alemania, el país de origen de los Grimm. De hecho, desde hace 200 años, es el segundo libro más vendido en el país teutón solo superado por la Biblia.

Diecisiete cuentos inalterados

El sastre que llegó al cielo y otros cuentos es un volumen imprescindible y tremendamente interesante. Los diecisiete cuentos que aquí se recopilan lo hacen en sus versiones originales, tal y como aparecieron en su día en revistas o periódicos de forma aislada. Nunca se incluyeron en el recopilatorio principal creado por los dos hermanos y por ello han permanecido así.

Estos cuentos se nos muestran tal y como los hermanos Grimm los escribieron originalmente

Porque, a pesar de todo aquel esfuerzo de poner por escrito todas esas historias que procedían de la tradición oral, los cuentos que conocíamos de los hermanos Grimm se nos han presentado de una forma muy diferente a como eran en su origen.

Hay que tener en cuenta que uno de los dos hermanos, Wilhelm, pensaba que sus relatos eran perfectos para los más pequeños de la casa. Servían para enseñarles y que se fijase en su cabeza la diferencia entre el bien y el mal, y también para inculcarles unos valores muy primigenios sobre cómo ser buenas personas en el futuro. Así que se fueron modificando con el paso de los años. ¿De qué manera? Wilhelm los fue dulcificando.

Son las versiones originales que aparecieron en su día en revistas o periódicos de forma aislada

Pero la versión original de los relatos que nos han llegado era un poquito bestia. De hecho, en muchos de ellos había muertes despiadadas que se contaban tal cual sin pensárselo dos veces. Desmembramientos, palizas, cuchilladas. Vamos, que más que un cuento infantil parecía una reyerta a machetazos entre animales encantados y seres fantásticos. Todo aquello se fue reduciendo y adaptando para que pudieran leerlos los más pequeños.

Sin embargo, no todos fueron modificados, y en este volumen podremos comprobar cómo eran algunos de esos cuentos originales: crudos, duros y sin dulcificar.

No aptos para niños

Al leerlos se entiende perfectamente eso que decíamos antes de un poquito bestias. Por ejemplo, en el primero de ellos (El cuento del fiel compadre gorrión), un perro está atado a una cuerda porque siempre vuelve a casa "completamente borracho". A partir de ahí tenemos historias con brujas asesinas, hombres ahorcados, madrastras quemadas en la hoguera, mujeres despedazadas por bestias salvajes y un oso bondadoso que no se arruga ante un gnomo malhumorado y lo destroza con saña y sangre.

En este libro aparecen brujas asesinas, hombres ahorcados o madrastras quemadas en la hoguera

Todo esto podría ser susceptible de provocar pesadillas incluso a los lectores de Stephen King, pero siendo sinceros, no llega a tanto por el lenguaje que se utiliza y la inocencia con la que se cuenta. Un adulto hasta podrá esbozar una malévola sonrisilla al ver cómo se las gastaban entonces los personajes de cuento. Pero un niño no. Y como no queremos traumatizar a nuestros pequeños lectores antes de que lo sean, mejor que sean sus padres los que disfruten de este libro. Ellos ya tendrán tiempo.