Carmen Macedo

Editorial: NdeNovela

Año de publicación original: 2024

Hay pocos lugares donde uno puede acudir hoy día en busca de paz y tranquilidad. La montaña podría ser uno de ellos. Pero en su inconmensurable silencio, a veces, hay ruidos que desgarran esa quietud. Allí, concretamente en las lomas asturianas, aparece un cadáver desmembrado bajo las ramas de un tejo milenario. Está considerado como uno de los árboles más antiguos del Principado. El cuerpo en cuestión es el de un concejal de una pequeña aldea del interior astur.

En la noche en la que mataron al concejal se pudieron escuchar señales inequívocas de malos augurios

La autopsia pertinente desvela que la causa de la muerte radicó en una dosis letal de taxina, una sustancia tóxica que se saca del tejo de Bermiego, un árbol milenario de la zona que es famoso en toda Asturias (y que existe en la vida real). Por si esto fuera poco, a este cuerpo hay que sumar las supersticiones propias del lugar. En la noche en la que mataron al concejal se pudieron escuchar el ruido de las coruxas y de unas campanas, señales inequívocas de malos augurios. Señales inequívocas de muerte.

Los cuatro policías que acaban investigando el cruento asesinato descubrirán que hay muchas más fuerzas en juego que las de un simple crimen.

Asturias hipnótica

Además de un enigma tan potente como es un asesinato con superchería de por medio, si hay algo que atrapa en La noche que sonaron las campanas es el lugar donde se circunscribe la acción. En la montaña asturiana los contrastes son tremendamente evidentes y funcionan siempre de una forma más que eficiente como motor de la intriga. Esa niebla que lo cubre todo, ese agobio de no ver lo que tienes a un metro de tus narices provoca que el crimen perpetrado parezca mucho más de lo que es.

El tejo es casi otro personaje más y una pieza fundamental de la novela

Y dentro de este juego de apariencias y de supersticiones, el tejo es casi otro personaje más y una pieza fundamental de la novela. Bajo sus ramas aparece el cadáver que detona la trama y será un punto clave a la hora de esclarecer cómo se produjo el asesinato. Pero es que además hay otro punto que provoca que este árbol sea una especie de imán de todos los problemas que suceden en esta obra.

La taxina que contienen sus ramas es una sustancia altamente tóxica que hace cientos de años podrían haber usado los celtas para envenenar sus flechas. De ahí que muchos le llaman "el árbol de la muerte". En cantidades menos concentradas la taxina también es un potente alucinógeno que podría tener culpa de varios de los acontecimientos que tienen lugar en el libro.

Estrenándose con un thriller

Carmen Macedo escribe esta obra que resulta ser su ópera prima. Esta sevillana licenciada en Periodismo ha querido plasmar su amor por la tierra asturiana con este libro. Aunque sus raíces son andaluzas, siempre se ha escapado al Principado cuando la ocasión se lo ha permitido. Se nota que devora novela negra. Esa pasión la llevó a estudiar Criminología y Escritura creativa.

Se nota que Carmen Macedo devora novela negra. Esa pasión la llevó a estudiar Criminología y Escritura creativa

Son mimbres que asientan la novela y le dan el tono y el ritmo que necesitan. Los diálogos son ágiles, el misterio del asesinato está bien planteado y el peso de los personajes está ponderado en su justa medida. Macedo sabe en todo momento dónde poner el foco y no lo pierde nunca. Los únicos que nos perdemos somos los lectores, porque en la inmensidad de la montaña asturiana es imposible no hacerlo.