El valor de la atención - Johann Hari
"He hallado pruebas contundentes de que nuestra capacidad cada vez menor para prestar atención no tiene que ver fundamentalmente con un fracaso personal por mi parte, por la tuya o por la de tu hija. Se trata de algo que nos están haciendo a todos. Y nos lo están haciendo unas fuerzas muy poderosas".
Johann Hari
Traductor: Juanjo Estrella González
Editorial: Península
Año: 2022
Sinopsis: Tras el éxito de sus dos primeros ensayos, Johann Hari trató de ayudar a su ahijado, de 19 años, que vagaba perdido por la vida, sin saber qué hacer ni cómo despegarse de la pantalla. Al fracasar, se dio cuenta de que él mismo estaba completamente absorbido por las pantallas, por tratar de estar siempre conectado. Así que decidió romper con todo y se alejó de la sociedad tres meses, en los que estuvo desconectado.
Esto le permitió retomar su atención y comprender que tenía que estudiar el fenómeno moderno de la pérdida colectiva de atención. Dio la vuelta al mundo entrevistándose con los mayores expertos en el tema. Científicos de todos los continentes le contaron sus estudios y sus avances y llegó a una conclusión demoledora: el déficit de nuestra atención como humanos comenzó hace mucho, en el siglo 19. Los móviles solo estaban agravando un problema que ya existía antes.
Por qué recomendamos 'El valor de la atención', de Johann Hari
Todos nos hemos sentido en algún momento presos de nuestros propios teléfonos móviles. Incapaces de no pasar al siguiente reel, de no seguir mirando whatsapp, de no comentar el siguiente tuit... Y la mayoría de nosotros hemos tenido un sentimiento de decepción con nosotros mismos, de falta de voluntad, de debilidad, incluso.
Leer 'El valor de la atención' nos sirve para dos cosas. La primera es para quitarnos de encima el sentimiento de culpa. Johann Hari describe muy bien la situación con una metáfora. Es como si nos rociaran con unos polvos urticantes y de tanto rascarnos compulsivamente nos hiciéramos heridas en la piel. Sin embargo, al llegar a casa, la publicidad y las redes sociales nos bombardearan con consejos para mantener la calma, para hacer meditación y así conseguir dejar de hacernos daño, en vez de dejar de lanzarnos esos polvos por encima.
La segunda es que, al leerlo, seremos conscientes de que el problema no es nuestro, sino que va mucho más allá de tener una relación sana con nuestros móviles. Que es un problema social que comenzó hace mucho tiempo. Lo cual, por cierto, inquieta mucho más de lo que calma.
Porque nuestra atención está desapareciendo y los factores son muchos y de origen diverso. Desde la contaminación que respiramos a los productos que comemos, pasando por el cansancio y la falta de sueño y, por supuesto, las nuevas tecnologías, la sociedad digital y las redes sociales. Por eso, revertir la situación no depende de una batalla individual, sino de una guerra organizada y coordinada por instituciones y líderes mundiales que no tiene pinta de que se vaya a producir en breve.