Patricia Almarcegui

Editorial: Candaya

Año de publicación original: 2023

Sinopsis: Anna y Pari son dos mujeres que se encuentran en Menorca, en torno a un hotel abandonado, ocupado, y rescatado del olvido. Anna, originaria de la isla, regresa ahora después de muchos años fuera. Está embarazada de Laia. Es su ilusión y su faro. Allí, en la que fue su casa y donde reposan todos los recuerdos de su infancia coincide con Pari.

Ella es una anciana de 75 años que llegó al archipiélago balear desde Irán tras abandonar su vida anterior. Al igual que Anna, también tiene una ilusión y un faro que le guía. Espera la posible llegada de un visitante muy querido que le dé calor a los últimos años de su vida.

Por qué recomendamos 'Las vidas que no viví', de Patricia Almarcegui

Esta novela huele a mar. También sabe a mar. Concretamente al mar Mediterráneo que baña toda la isla de Menorca. Dentro de ella existe un rincón abandonado que es el punto donde convergen todas las pequeñas historias que nos narra esta obra, cortita en extensión pero enorme en significado. Porque en las 138 páginas de Las vidas que no viví hay espacio para mucho. Para entornos y lugares derribados que tratan de recomponerse. Hay espacio para cuerpos que han quedado vacíos por el paso del tiempo y también para cuerpos que albergan vida y que la desbordan. Son páginas con huertos cultivados y con jardines abandonados que quieren florecer otra vez.

Pero, ante todo, este libro es el relato de la propia isla balear y de unas personas que se encuentran en el desarraigo: cada página puede esconder una historia completa. Un recuerdo de una época pasada tanto de Anna como de Pari. A lo largo de ellos vuelven a la vida varios capítulos ya vividos tanto de Menorca como de Irán. Todo con el objetivo de comprender mejor a dos personas que sienten no pertenecer a ningún sitio.

Almarcegui nos hace identificarnos con dos familias completamente distintas. Tanto culturalmente como en sus formas de ser. Pero no todo se reduce a mirar las dos caras de esta moneda. Por el camino, la autora de Cuadernos perdidos de Japón juega con la melancolía y nos habla de okupación, de las desigualdades entre mujeres y hombres, de los migrantes y de la necesidad de pasar página y no sentirse culpable por ello.