Gata Cattana
Editorial: Aguilar
Año de publicación original: 2024
Por Gonzalo Barbero
Me van a permitir que mezcle recuerdos personales con la reseña de este libro. El 2 de marzo de 2017 yo tenía entradas para ver a la rapera y poeta Gata Cattana en la Fiesta Demoscópica de Mondosonoro. En 2017, tenía 20 años y la Gata era la banda sonora de quienes acabábamos de empezar la universidad. De quienes, en definitiva, empezábamos a desarrollar el apéndice de la conciencia política, ese que crece cuando más se le necesita y se desprende cuando más útil es.
Pero no llegamos a verla. Ese mismo día 2 de marzo, Ana Isabel García Llorente se fue con el manotazo sordo y desatento de la muerte joven, la que nos deja boquiabiertos leyendo un titular en el móvil, un mensaje trágico y una tarde amarga, sin música. Sin embargo, pasó algo en los años siguientes y todo trascendió mas allá de aquel concierto que no dio, su mirada se convirtió en mural y desde hace siete años nos mira su pupila felina, atenta y más inmensa que nunca.
El 2 de marzo de 2017, Ana Isabel García Llorente se fue con el manotazo sordo y desatento de la muerte joven
Ahora se publica por primera vez su Poesía completa. Textos que van desde aquel primer poemario, La escala de Mohsy de No vine a ser carne, donde se recopilaron muchos de sus escritos y anotaciones inconclusos. En esta nueva antología se describe un trabajo que va desde la adolescencia hasta la juventud.
Textos detenidos aquel 2017, a 18 días de que el almanaque diera paso oficial a la primavera. A poco más de dos semanas de que explotasen sus versos en todas las direcciones. De que muchos de ellos se quedasen grabados a fuego en la memoria y de que todavía hoy sigamos recordando y recitando a la cordobesa.
Palabras de carne y hueso
"Como Fidias escogía de entre las rocas / la más dócil para darle carne y hueso / así busco en el lenguaje las palabras que utilizo", escribía a propósito de su propio oficio la rapera. Siete años después de su muerte, aquellas palabras siguen deslumbrando con el preciosismo de quien las recogió en primer lugar.
En sus textos cabían referencias a PedroSalinas, Homero, Albert Camus, entre otros. Pero siempre desprovistas de la altanería que manejaban otros artistas del género, del 'fronteo' tan habitual dentro del hiphop. El mensaje de Gata Cattana no se quedaba suspendido en una bibliografía amplia y rica, iba directa hacia las personas, a sus preocupaciones y sus vidas, porque "vivir no es solo respirar".
"Como Fidias escogía de entre las rocas / la más dócil para darle carne y hueso / así busco en el lenguaje las palabras que utilizo"
Un trabajo que empezó mucho antes de abandonar su Adamuz natal, del que se adivina el impulso de quien tenía-que-escribir en textos aquí recogidos desde 2010, catalogados como 'de adolescencia', pero que son mucho más que eso. Lo hizo para estudiar Ciencias Políticas en Granada.
La observamos en los relatos de aquellos días, con 18 años, en un piso de estudiantes, aguantando el calor de la ciudad en plenos exámenes. En ese tiempo ya enuncia las reivindicaciones idealistas, pero las obliga a darse la mano con la sencillez. Como aquella en la pide cafés para todos, añadiendo: "Que ya van muchos siglos limpiando las tazas".
Del mito al rap
Del oficio de las palabras fue construyendo una carrera dentro del hiphop que no podía enmarcarse con un momento concreto. Empezó a despuntar al mismo tiempo que el trap se convertía en el santo y seña de la música urbana. Ana trascendió mucho más allá del puñado de singles y los dos álbumes que dejó publicados. Su primer poemario, La escala de Mohs, acababa de echar a andar en noviembre de 2016. Y su puesta de largo musical, Banzai, no llegó hasta seis días después de su muerte.
Arrancaba con un "No recibo sus señales, las mías van en clave / están hechas pa' unos pocos que lo saben". Siete años después seguimos escuchando atentos, esperando más indicaciones que nos ayuden a navegar nuestro mundo, con la certeza de que todas aquellas palabras se convertirán en "carne y hueso", insufladas de vida.
"Vine a ser espuma"
Esta nueva edición recoge también textos en verso y en prosa. Sobre sí misma escribía que "no vine a ser carne / vine a ser espuma / letra sobre pliego". Encontramos el descubrimiento infantil de la mortalidad a los cinco años, alegatos feministas que venían a derribar la idea del hembrismo como "delirio". Todavía necesarios, todavía emocionantes.
"Estoy sembrando una semilla / que ahora no ves / se verá mañana / cuando estemos todos muertos"
En la matemática más simple y pura apuntaba: "Dos locas siempre son menos locura que una sola loca, dos locas es algo más normal", y de aquella locura se fue colgando la generación que hizo normal volver a vivir las reivindicaciones en la calle, a maldecir el binarismo forzado de la política patria: "Estoy sembrando una semilla / que ahora no ves / se verá mañana / cuando estemos todos muertos / y solo queden mis hijitos / devorándose a los vuestros / y solo queden mis escritos / tatuaos por algún cuerpo".
La fuerza de la memoria y la costumbre atraviesa su obra. A veces es la más sencilla, la muscular, la del recuerdo de ver a una madre cortar el filete para cocinarlo, de un método transmitido de generación en generación y que empezó por el impulso primero de quien no podía cocinar en un sartén más grande. Otras es compleja, apunta hacia una dirección que no conocemos pero se aventura hacia ella para hacer de su cuerpo camino y de su poesía un lugar donde podamos descansar.
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