Bajo los adoquines de Roma no encontraremos la playa, pero los siglos de historia que guarda en sus piedras nos pueden ofrecer historias fascinantes. Como por ejemplo la de Giulia Toffana. Una mujer, criada entre boticarios, que fue capaz de inventar un tónico infalible contra la vida, el conocido como agua tofana.
La escritora Vanessa Montfort ha seguido los pasos de esta asesina en serie histórica hasta este lugar. "Aquí, en esta cripta de la iglesia Añeja de Santa Agnese, en la plaza Navona romana, guardaban el agua toffana".
Su intención era tratar de responderse a una pregunta sencilla y a la vez complicada: "¿Dónde está la raíz de la violencia institucional contra la mujer?".
Ser mujer en el siglo XVII
Para dar con la clave, Vanessa Montfort se adentró en los archivos italianos para conocer a esta boticaria que vivió en el siglo XVII en la Roma de los Papas. Una época de enfrentamiento entre las iglesias, pero con un punto en común. "Católicos y protestantes se ponen de acuerdo en algo... y es en la violencia institucional contra la mujer".
"Católicos y protestantes se ponen de acuerdo en la violencia institucional contra la mujer"
Una violencia que consistía en anularlas por completo. "La mujer era un vehículo de circulación de riquezas, cuando había riquezas. Y luego, su razón de ser era la maternidad". No tenían voz ni voto y ni siquiera la justicia las amparaba ante un marido que las maltratara.
"Estamos en un contexto en el que el feminicidio era legal", comenta la escritora. "Una época en la que el hombre podía ir a juicio y, si decía que la mujer le había sido infiel, sin necesidad de demostrar nada, entonces podía acabar con ella. El adulterio estaba por encima de que la haya matado", explica.
Responsable de 600 muertes
Giulia Toffana ayudó a cientos de mujeres a hacerse dueñas de su destino. Su brebaje era capaz de matar sin dejar rastro, generando lo que en apariencia era una muerte natural. Un remedio que corrió por las calles de Roma de boca en boca hasta ser muy popular. Se calcula que al menos 600 mujeres enviudaron gracias a ella.
Un sistema que acabó convirtiéndose en todo un entramado criminal en el que unas mujeres ayudaban a otras, revelándoles el secreto de su viudedad.
Pero como en todo secreto que conoce mucha gente, el final era previsible. Una de las mujeres que compró el agua terminó arrepintiéndose y acabó confesándole todo a las autoridades. El pueblo y las mujeres de Roma la defendieron y la Toffana se ocultó en una iglesia. Sin embargo, las autoridades no respetaron el conocido como asilo a sagrado (por el que cualquier prófugo de la justicia podía buscar amparo en una iglesia) y la detuvieron.
La Toffana fue encerrada en el Castillo de Sant'Angelo, en los Estados Pontificios, donde la torturaron. "Lo hicieron por dos motivos", cuenta Montfort. "Uno era que contara información importante para el caso. El otro era para que salvara su alma". Condenada a morir, Giulia Toffana fue ahorcada en 1651. Poco después ejecutaron también a su hija y a otras mujeres que habían colaborado con ella.
Si fue víctima o verdugo, tendrán que decidirlo ustedes cuando lean esta historia, La Toffana, ganadora del Premio Primavera de Novela. Y por cierto, no traten de buscar la receta del agua toffana en internet. Todavía hoy, nadie ha descubierto su fórmula.
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