El más famoso es Drácula, pero no fue el primero, y desde luego, tampoco el último. Extraído del folclore transilvano, el vampiro en su origen era un muerto que había regresado a la vida.
El look del vampiro clásico se lo debemos a Lord Byron, de hecho, está inspirado en él. Fue en 1816, durante el año sin verano, cuando se reunieron un grupo de escritores románticos en Villa Diodati. De ese encuentro salieron criaturas como 'Frankenstein' de Mary Shelley o 'El vampiro', que fue un cuento que comenzó Lord Byron y que John William Polidori convirtió en novela. Este vampiro era un atractivo aristócrata con hábitos nocturnos... sí, como Lord Byron, pero bebiendo sangre.
'Drácula', de Bram Stoker, sienta las bases de la naturaleza vampírica
El éxito del vampiro de Polidori produjo una oleada de publicaciones en torno a esta criatura, la más conocida: 'Drácula' de Bram Stoker. En esta novela se sientan las bases de la naturaleza vampírica: puede transformarse en un murciélago; puede contagiar su vampirismo, como si se tratase de una enfermedad; no puede verse reflejado en los espejos y tiene un archienemigo que sabe cómo destruirlo: con una estaca y decapitado.
El siglo XX otorgará a este monstruo algo de humanidad. Anne Rice publica 'Entrevista con el vampiro' en 1973. Aunque manteniendo sus hábitos alimenticios, la novela explora la psicología del vampiro, un ser que sufre las consecuencias de la eternidad. Y a partir de ahí, la literatura nos ha brindado hasta historias vampíricas de amor adolescente.
'Entrevista con el vampiro' explora la psicología del vampiro
Pero Sisí, fiel al estilo original, prefiere plasmar al vampiro como una amenaza más que como a un amigo, porque la verdad sea dicha, un ser que bebe sangre humana para sobrevivir encaja mejor en el papel de villano.