"Un escritor nunca sabe por qué empieza a escribir... pero yo sí, creo que lo tengo bastante claro. Porque en la pequeña biblioteca familiar, en Jerez, encontré una biografía de Espronceda que leí con apasionamiento... No por el poeta, sino por el personaje".
Incapaz de imitar las aventuras de Espronceda en vida, Caballero Bonald decidió hacerlo, al menos, en la poesía. Fueron los inicios en la literatura de Caballero Bonald, defensor incansable de la libertad.
La mentira estética del franquismo
Y fue esa defensa en pleno franquismo, más que sus obras, lo que le unió a sus compañeros de la generación del 50, de la que pronto se convirtió en referente. "Lo que traíamos de verdad era una nueva manera de vivir en libertad. Y como decía Ángel González, una nueva manera de vivir y de beber".
Autores como Blas de Otero, Ángel González o Jaime Gil de Biedma, que compartían un frente común. "Como decía Vázquez Montalbán, luchábamos contra la mentira estética del franquismo porque literariamente no teníamos muchas cosas en común".
Caballero Bonald y el flamenco
Apasionado del flamenco, sus versos se hicieron música de la mano de su buen amigo José Mercé, cuyo primer disco se compuso de poemas del tío Pepe, como se le conocía en los círculos íntimos.
"Ayer, mañana... viven juntos y fértiles. Conforman mi memoria conmigo. Únicamente soy mi libertad y mis palabras".
Por eso hoy, su tierra, Jerez, recuerda a su hijo predilecto. Con aplausos pero sin crespón negro. Porque, como asegura Josefa Parra, directora de la Fundación Caballero Bonald y amiga íntima del poeta, así lo hubiera querido: "Él hubiera celebrado la vida, la literatura. Y yo creo que el mejor homenaje es mantener toda las actividades que teníamos".
Porque la vida sigue, un poco más vacía, pero las palabras del tío Pepe, quedan para la historia.