Todo comienza con Malena, una cigüeña que a su paso por Croacia fue lesionada por un cazador.
Incapaz de volar, un hombre llamado Stjepan Vokic la adoptó y la cuidó, le dio un hogar calentito en invierno y soleado en verano. Le construyó dentro de un almacén un nido en el que poder cobijarse cuando llegaba el frío. Y para cuando subía la temperatura, construyó otro al que podía acceder desde una rampa que comenzaba en el suelo.
Un amor de altos vuelos
Y allí arriba, en su tejado, es donde conoció a Clepetán, una cigüeña macho que pasó un verano con Malena. Al llegar el invierno, como es natural, Clepetán regresó a Sudáfrica en busca de climas más cálidos. En su ausencia, Malena viajaba en el coche de Stjepan, que trabajaba como conserje de una escuela. Algunos días, incluso, la llevaba al colegio y allí Malena jugaba con los niños. Se convirtió así en una atracción en el pueblo.
Pero, ¿sabías que las cigüeñas son monógamas y se emparejan para toda la vida? Pues al llegar el siguiente verano, Clepetán regresó junto a Malena recorriendo los 13 mil kilómetros que los separaban.
Y así lo hizo el resto de su vida.
Una historia inspiradora
Tan famosa fue esta pareja que se convirtió en un símbolo de Croacia. La Oficina de Turismo del país hizo suya la historia y en las calles instalaron pantallas para que cualquiera pudiera ver en directo cada año el reencuentro. Además, el cuidador de Malena consiguió que se aprobara una ley que prohibía a los cazadores disparar aves migratorias.
Así durante 17 años en los que tuvieron 66 polluelos que fueron cuidados por Malena, por Clepetán y por el propio Stjepan.
Su historia dio la vuelta al mundo y ahora se ha convertido en un cuento, Siempre inseparables, escrito por Caron Levis e ilustrado por Charles Santoso, y que edita Muákala, una editorial con apenas un año de vida que busca convertirse en un referente de la literatura infantil y juvenil con una selección cuidada de títulos.