Guía del Baztán de Dolores Redondo: del puente de Muniartea al cementerio de Elizondo

Si hay un lugar lleno de misterios y leyendas ese es el Valle del Baztán, en Navarra. Desde el cementerio de Elizondo hasta el puente de Muniartea. Un entorno casi místico en el que Dolores Redondo ambientó su famosa Trilogía del Baztán.

 |  Madrid | 11/11/2022

Ya hemos viajado por el Madrid de Almudena Grandes, la Granada de García Lorca, la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón e incluso el Berlín de Paloma Sánchez-Garnica. Ha llegado el momento de recorrer uno de los lugares más emblemáticos de la literatura española del siglo XXI: el Valle del Baztán.

Desde la localidad de Elizondo, capital del Valle, seguimos los pasos de la inspectora Salazar por las localizaciones que han convertido a la Trilogía del Baztán en un éxito rotundo. La calle Braulio Iriarte, el cementerio del pueblo e incluso su despacho en las dependencias de la Policía foral.

Las páginas de 'El guardián invisible' (Destino, 2013), 'Legado en los huesos' (Destino 2013) y 'Ofrenda a la tormenta' (Destino, 2014) son el mapa y Dolores Redondo es la guía que nos acompañará en este inolvidable viaje.

Puente de Muniartea

Convertido en el corazón de Elizondo, el puente de Muniartea es la imagen más icónica del pueblo. Por eso, tiene que ser la primera parada de la ruta. A este lugar viene siempre que lo necesita Amaia a pensar y a buscar respuestas.

Construido sobre el río Baztán (cabecera del río Bidasoa), desde aquí, se aprecia la presa de Txokoto, construida en el barrio del mismo nombre en 1397. Todo un prodigio de ingeniería medieval que pervive todavía hoy.

Sobre los arcos de este puente suceden algunas de las escenas más recordadas de la Trilogía del Baztán. Porque, como dice la propia Dolores, "El río Baztan es para Amaia, como lo ha sido para toda la gente que ha vivido aquí durante siglos, un canal que lleva a emociones. También les ha dado, les ha quitado, en ocasiones les ha arrebatado incluso la vida, a la de ellos, la de sus animales, se ha desbordado".

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La casa de la tía Engrasi

En la calle Braulio Iriarte, frente al río, está la casa de la tía Engrasi, uno de los personajes más queridos e importantes de la trilogía. Según Dolores Redondo, "es fundamental para Amaia, para ubicarla en su historia, su pasado y que ella pueda dirigir ese camino en sus investigaciones".

Esta casa es la imagen perfecta de cómo es la arquitectura de la zona, con un narco a la entrada, bancos de piedra y balcón decorado con geranios. En realidad, esta casa es una Casa Rural (Apartamentos Rurales Txarrenea) por lo que los aficionados a la trilogía pueden disfrutar hospedándose aquí.

Algunos turistas, incluso, le han llegado a preguntar a la propietaria de la Casa Rural, Merche Baylon, dónde estaban enterrados los cadáveres.

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Panificadora Baztanesa

La Panificadora Baztanesa lleva más de 50 años abierta. Este obrador, Redondo lo convierte en Mantecadas Salazar y en la fachada aún puede verse el letrero que se colocó para la película.

Tras el éxito de los libros y el filme, todo el que acude a Elizondo se pasa por aquí para hacerse con mantecados, bizcochos, borros, magdalenas, pan y, por supuesto, los txantxigorris, una torta tradicional de la gastronomía navarra.

Como nos explica Bautista Muru, de la Panificadora Baztanesa, "se hacía sobre todo en las casas, como se mataba el cerdo en las casas pues se aprovechaba todo. Y con el chicharrón de la matanza del cerdo este es el dulce que se hacía".

La torta de txantxigorri es el dulce preferido de Amaia pero, además, es famosa en la trilogía porque aparece en el escenario del crimen. Es un dulce que estaba algo olvidado de la gastronomía navarra y que Redondo ha recuperado.

"Cuando yo estaba escribiendo la novela en la parte de documentación lo busqué y aquí en este momento no había porque no era temporada de matanza y no tenían en ningún sitio y no lo pude probar pues recuerdo que una amiga me lo hizo en su casa con la receta antigua un poco para que pudiera ver como era y probarlo".

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Botil Harri

Situada en la plaza del Ayuntamiento, Botil Harri es una piedra que se utilizaba para apuntar los tantos en la pelota vasca.

Tiene importancia en la novela porque la inspectora Salazar toca esta piedra cada vez que pasa por la plaza: "Pasó una mano por la Botil Harri, la piedra que simbolizaba el pasado de Elizondo y que dotaba de fuerza al que la tocaba".

Una tradición que, en realidad, inventó Dolores Redondo para la novela. Esta piedra es lugar de paso obligado para las visitas guiadas que se realizan en el pueblo, para que cualquiera pueda descubrir los rincones por los que avanza la inspectora Salazar.

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El cementerio de Elizondo

El cementerio de Elizondo está situado a las afueras del pueblo. Allí se rodaron algunas escenas de las películas y también es uno de los escenarios recurrentes en las novelas.

Dolores escribe: "Sobre el panteón reposaba un ángel que, indolente y con gesto aburrido, ajeno al dolor de los humanos, parecía observar a los enterradores que habían apartado la losa haciéndola rodar sobre unas barras de acero". Está hablando de la tumba de la familia Arbizu.

En realidad, esa tumba, la que describe, es una tumba que existe en el cementerio de Elizondo, pero pertenece a la familia Iturzaeta Barno. Dolores Redondo la eligió sin saber que iba a recibir visitas en el futuro de turistas curiosos. Sin embargo "a la familia la verdad es que no les molesto para nada. Es que la gente aquí es muy agradable y todo el mundo se ha tomado bien el éxito de las novelas".

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La comisaría de Elizondo

La comisaría no existía cuando Dolores escribió la novela, pero sí tuvo acceso a los planos. Por eso habla perfectamente de ella en su obra y ya sabía que su arquitectura no encajaba con la que predominaba en el Valle.

De hecho, escribe: "La Comisaría de Elizondo no podía resultar más incongruente con la arquitectura del valle. Con sus modernas líneas rectas, más que desentonar, parece un extraño artilugio olvidado por alguien de otro mundo".

Ahora, en la comisaría, hay una placa que en la pone: "En este despacho trabaja la inspectora de la Policía Foral Amaia Salazar en la investigación de los asesinatos ocurridos en el mundo literario del Baztán, creado por la autora Dolores Redondo".

Porque, como dice Mikel Santamaría, investigador real de la Policía Foral de Navarra, "una cosa es investigar, estar a pie de campo y trabajar en un asesinato, que conlleva mucho trabajo de criminalística. Pero luego hay que escribir, hay que instruir que se dice, y aquí Amaia ha pasado, como podéis imaginar, cientos de horas con su equipo".

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