Febrero de 1976. Ciudad de México. En un cine se iba a proyectar un documental guionizado por Mario Vargas Llosa. Allí se presentó Gabriel García Márquez, dispuesto a saludar a su gran amigo, a su hermano, sin imaginarse que Vargas Llosa iba a pintarle el ojo de morado.

Hay quien cuenta que entre los testigos estaba la escritora Elena Poniatowska, que cruzó al restaurante de enfrente, agarró un chuletón fresco, volvió y se lo plantó a Gabo en la cara para aliviarle el hinchazón.

"Vargas Llosa le dejó el ojo morado a Dios"

"Se querían y se admiraban mucho. Vargas Llosa decía que García Márquez era literariamente Dios. Años después le pegó a Dios. Le dejó el ojo morado a Dios", relata el periodista Jaime Bayly. Jamás se volvieron a hablar. Aquella agresión acabó con una amistad de años.

De aquello no hay vídeos ni imágenes. "Si eso hubiera ocurrido ahora, habría sido un escándalo global. En lenguaje políticamente correcto, lo que hizo Mario hace casi 50 años ahora sería repudiado, lo cancelarían", opina Bayly, que añade: "Llevaban año y medio sin verse. ¿Qué pasó ese año y medio, entre mediados del 74 y febrero del 76? Ahí está el corazón literario de la novela".

Un incidente sentimental

En 'Los genios', Jaime Bayly, tras recoger testimonios de los círculos cercanos de ambos escritores, ha novelado lo ocurrido aquellos días. "Mario le pegó porque sintió que Gabo había hecho algo terrible con Patricia. Patricia era todavía la esposa de Mario, aunque estuvieran separados", asegura. Es más, pocos días después de la agresión, Vargas Llosa es entrevistado en Televisión Española y, preguntado por el incidente, confirma que no tuvo "características políticas ni literarias".

Un incidente sentimental, según el periodista Jaime Bayly, es lo que desencadenó el puñetazo. "Los del campo de Gabo siempre me decían que no pasó nada, que fue un malentendido, que Mario era un celoso. Los del campo de Vargas Llosa decían que cómo iba a reaccionar Mario, que Gabo se encimó sobre Patricia, que fue una humillación".

"Gabo sentía que era un malentendido humorístico"

El silencio ya dura casi 50 años. "Siempre me irritó que no quisieran hablar. Son artistas. No son puritanos. No son mojigatos", cuenta Bayly. "Mario ha estado con la tía, después con la prima... Ha estado con media familia. Luego García Márquez era Dios, si Dios coquetea con tu esposa, tómalo como un elogio. Pero Mario no habla del tema porque, en cierto modo, le da vergüenza y le abochorna reconocer que actuó mal".

Gabo tampoco habló, pero sí se dejó fotografiar por su amigo Rodrigo Moya, y, curiosamente, bajo el ojo morado se dibuja una enorme sonrisa. "Esa sonrisa revela que Gabo no era culpable", opina Bayly. "Gabo sentía que era un malentendido humorístico. Que le habían pegado porque Mario se había afiebrado de celos. Por eso sonríe, porque sabe que no ocurrió la traición que Mario se imaginó. Porque Mario siempre fue muy celoso y un poco violento".

El libro que nadie se atrevía a escribir

Todos los detalles están ficcionados en 'Los genios', un libro que Bayly lleva años queriendo escribir, pero no ha podido hasta ahora. En aquella época, su editora era la mítica Carmen Balcells, la misma editora de Vargas Llosa y García Márquez, que le dijo que ni se le ocurriera hablar sobre aquel incidente.

Y, por otro lado, el propio Bayly tenía entonces una muy buena relación con la familia del Premio Nobel peruano. "Sé que les hubiera disgustado profundamente, sé que me hubieran expulsado de la cofradía a la que pertenecía", cuenta. "Pero ya no estoy allí y ahora me siento liberado. Nos peleamos por razones políticas, que son las peores razones para pelearse entre amigos".

"Nadie quería escribir la novela sobre el puñetazo por miedo"

No es casualidad, por cierto, que 'Los genios' esté publicado en Galaxia Gutemberg y no en Alfaguara, editorial que Bayly comparte habitualmente con Vargas Llosa. "Nadie quería escribir la novela sobre el puñetazo por miedo a los Vargas Llosa y a los García Márquez, que son muy poderosos en el mundo editorial", asegura. "¿Les gustará? No lo sé. Pero si yo quería escribir una novela sobre el puñetazo que le gustara tanto a los Vargas Llosa como a los García Márquez, habría sido imposible escribirla".