Dentro de millones de años en la superficie no quedará gran cosa. Los cimientos más profundos de ciudades costeras como Shanghái o Nueva York, serán engullidos por el mar, sellados y fosilizados. "Quizás durante cien millones de años. Puede que solo tengan un metro de espesor, pero esos materiales se comprimirán y se conservarán en los estratos de los fósiles", cuenta el escritor David Farrier, autor de 'Huellas' (Crítica, 2020).
"El hielo es un archivo increíble de climatologías"
En el hielo, si es que por entonces queda algo, también podría haber rastro de nuestra civilización. "El hielo es un archivo increíble de climatologías antiguas. Contiene una cantidad impresionante de detalles y una narrativa de cómo era la vida del planeta hace miles y miles de años".
Imaginar qué se encontrarán los habitantes de la Tierra en el futuro más lejano es lo que se ha planteado Farrier en 'Huellas'. "Lo que me interesa es cómo nos van a recordar, cómo queremos que nos recuerden", dice.
Fósiles del futuro
Porque nuestras huellas, los fósiles futuros, hablarán de nosotros. Algo tan cotidiano como un ordenador portátil tiene toda una historia detrás. "Si hablamos de que se ha descompuesto y ha dejado rastros de metales extraños, habla sobre el mundo hiperconectado en el que vivimos, que podemos extraer los materiales de un lugar concreto de la tierra, llevarlos a miles de kilómetros para fabricar un objeto que nada tiene que ver con la materia original".
Ese será nuestro legado y en los fósiles también quedará plasmada nuestra inacción, si no cambiamos antes. "Es una historia que nos involucra. No solo porque seamos los catalizadores de estos cambios, sino porque vamos a tener que experimentar los efectos de estos cambios".
Porque no es un problema de los humanos de dentro de miles de años, nuestros hijos y nietos también sufrirán las consecuencias de nuestros actos