La Venecia de principios de siglo ha sido escenario de historias insólitas. Ha visto a sus canales secarse, pero también el crimen que conmocionó al mundo. El asesinato del Conde Kamarowski, que puso a su prometida en el punto de mira y la convirtió en una auténtica femme fatale. Hablamos de Maria Tarnowska.
El primer 'true crime' del siglo XX
La historia encontró a la periodista Reyes Monforte cuando visitó el Palazzo Maurogonato. El bar de ese edificio histórico lleva el nombre de la condesa y atesora imágenes y reminiscencias de esta dama negra. "Fue la protagonista del primer true crime del siglo XX al ser acusada de instigar al asesinato de dos de sus amantes", apunta Monforte.
El asesinato ocurrido en 1907 fue un escándalo internacional sin precedentes. Trajo consigo el primer juicio mediático de la historia que llenó portadas de todo el mundo. A ambos lados del Atlántico, medios como el New York Times o la cabecera española del diario ABC recogieron el suceso por el que un traductor ruso, embaucado por el poder de seducción de Maria Tarnowska, fue capaz de asestar varios disparos a uno de sus amigos. "Fue el juicio del siglo, pasaron más de 250 testigos y centenares de especialistas", cuenta la escritora. "Solo a la Condesa Tarnowska la examinaron 25 ginecólogos y psicólogos, y llegaron a la misma conclusión que quería la defensa, que era presentarla como víctima".
"Fue el juicio del siglo, pasaron más de 250 testigos y centenares de especialistas"
Y es que este proceso judicial se estudia hoy en las facultades de psicología porque fue el primer juicio en admitir los preceptos del psicoanálisis freudiano y la salud mental como eximente. La defensa consiguió probar el complejo proceso psicológico que afectó a Tarnowska tras su primer parto e incluso posibilitó argumentar que su delicado estado de salud mental estaba condicionado por la herencia de su madre, donde hubo varios casos de psicosis.
Se llegó a aceptar el consumo de alcohol y drogas como circunstancia atenuante, pero la condesa no se libró de la cárcel. Pasó ocho años en una prisión de mujeres que muy pocas familias se podían permitir. Pero el juicio reveló las tramas más dolorosas que construyeron su cautivadora personalidad.
Seducción y muerte en Venecia
La niña que escapó con 15 años de la autoridad paternal terminó casándose con un hombre que la introduce en el turbio mundo de las orgías, la pornografía, el masoquismo, la prostitución y las drogas. "Ella se deja llevar porque con 16 años piensa que eso es lo normal en un matrimonio, hasta que se ve dando a luz a su primer hijo en la butaca del baño de un hotel donde su marido, dos pisos más abajo, yace con su extensa colección de amantes", revela la Reyes Monforte. "Ahí es donde ella decide que nunca más va a ser controlada, manipulada, que es ella la que va a controlar su vida, la que va a manipular a los demás y que prefiere que sean los demás los que sufran a ser ella la que sufre".
Desde muy joven se da cuenta de su gran arma para protegerse y empoderarse: su belleza, que, unida a su personalidad arrolladora, conformaron una auténtica bomba. La condesa utilizó su gran poder de seducción hasta sus últimas consecuencias. Los testimonios de la época revelan que todo aquel que la conocía quedaba embrujado. Hasta el carabinieri que la custodiaba en la celda llegó a trazar un plan para ayudarla a escapar de la cárcel sin que ella se lo pidiera. Incluso su cuñado llegó a suicidarse, colgándose de la fachada de la casa familiar con solo 16 años, cegado por el amor no correspondido que profesaba por ella.
Puede que el poder de seducción sin límites le pasara factura y se le volviera en contra. En consecuencia, quedó marcada como La condesa maldita, matiz que da nombre a la nueva novela de Reyes Monforte. "Su propio marido le dice: condesa, estás maldita porque todos los hombres que te aman acaban bajo tierra, acaban muertos", relata la autora.
La obra recoge los detalles de la biografía poco conocida de la condesa que cambió el sistema judicial, cuya vida tiene más aristas y claroscuros que la mejor novela negra. Monforte nos vuelve a demostrar, como ya hizo en novelas como Postales del Este y La violinista roja, que la realidad supera a la ficción. Trufado con deliciosos detalles históricos, el relato ofrece un embriagador retrato de la belle époque de principios de siglo que se debate entre la moral preestablecida y la determinación de algunas mujeres de hacerse dueñas de su propio destino. Una cuadratura de un peligroso círculo de seducción y ansias de libertad.
Las circunstancias vitales de la condesa, pero sobre todo sus amantes, dibujan una interesante amalgama: desde el abogado más famoso de Moscú al traductor ruso de la obra de Charles Baudelaire. Este escritor fue el autor de una célebre frase capaz de explicar su literaria historia: "El amor es un crimen que no puede cometerse sin cómplices".