Que una imagen vale más que mil palabras, nunca había tenido tanto sentido para Diego Fernández. "Era horrible. Eran un montón de cuerpos arrojados unos encima de otros, atados de pies y manos y con un impacto de bala en la cabeza", relata recordando el momento en el que hizo las fotografías que ahora se han convertido en libro. Se refiere a los restos en fosas comunes de las víctimas desaparecidas, a manos de los franquistas, durante la Guerra Civil y la posguerra.
Mostrar el horror oculto
"Esos crímenes, cuando ocurrieron, no los fotografiaron. De hecho, los ocultaron", asegura Fernández. Por ello, continúa, tenía la necesidad de demostrar "el horror que nunca nos ha enseñado nadie".
Con este propósito, este estudiante de periodismo de 22 años comenzó su investigación de Trabajo Fin de Grado. Una inquietud que le venía desde niño. Concretamente, desde que vio por televisión una entrevista a Ascensión Mendieta, la mujer que se ha pasado toda su vida buscando los restos de su padre Timoteo. "Lloré cuando la escuché decir que lo único que quería era morir teniendo un hueso de su padre. Me marcó", cuenta el fotógrafo.
Su propia historia
Más tarde, cuando ya había iniciado el trabajo, descubrió que tenía más en común con ella de lo que creía. Un día, casualmente, hablando con su abuela, le confesó que su tío también desapareció en la Guerra Civil.
De esta forma, a través de la fotografía, Diego Fernández "desentierra" la verdad sobre todo el proceso de búsqueda de su propio familiar y de tantos desaparecidos. "Han sido las familias las que han tenido que luchar por su cuenta, costeándose todo, con ayuda de asociaciones", concluye el periodista que, a medida que avanzaba en su investigación, se topaba con más y más trabas.
Cueste lo que cueste
Por ello, al igual que Francisco Franco afirmó en su día que "Cueste lo que cueste" llegaría al poder, estas familias 'Cueste lo que cueste' darán con los restos de sus seres queridos.