Basta con echar un vistazo a la publicidad de productos destinados a mujeres mayores de 55 años para comprobar que hay todo un estereotipo interesadamente construido: mujeres sofocadas, abanicándose, con dificultades para mantener relaciones sexuales o para hacer algún ejercicio físico por si se les escapa la orina.

Podría parecer que llegada a la cincuentena la mujer enfrenta un periodo incapacitante y limitante, que cada vez más mujeres critican que no tiene nada que ver con la realidad.

La menopausia como liberación

"Para mí fue una liberación porque dejabas de tomar la píldora" , asegura Manuela. "A mí no me dio muchos sofocos", cuenta Fe. "Yo la viví como un descanso, como liberarte de un embarazo no deseado", reconoce Carmen.

Acudimos al programa de radio semanal que trata aquellos temas sobre los que mujeres como ellas no pudieron hablar en su día. Las Lideresas de Villaverde son seis mujeres que se reúnen semanalmente frente a los micrófonos de una radio comunitaria para hablar de temas como la menopausia. "Es como cuando te quedas embarazada. ¿Estás enferma? Pues no, no es una enfermedad, aunque sí un tremendo cambio hormonal", puntualiza Fe.

"Es como cuando te quedas embarazada. ¿Estás enferma? No, aunque sí un tremendo cambio hormonal"

Todas superan los 75 años y nos demuestran con cada una de sus intervenciones que el envejecimiento en las mujeres no es como quieren pintárnoslo. "Que nadie se sienta que porque no tiene la regla es mayor, que es vieja y ya no sirve", proclama Mari Carmen.

Acudimos a una clínica de fisioterapia del norte de Madrid para conocer a más mujeres que transitaron la menopausia. Acuden allí a ejercitar su suelo pélvico, entre otras cosas, con la ayuda de una terapeuta que nos ayuda a redefinir este periodo. "Yo lo he cambiado por plenipausia, tomarlo con plenitud con un abordaje positivo", cuenta Ainara Herráiz. Ella es terapeuta experta en ginecología y coloproctología, y cada vez recibe a más mujeres dispuestas a cuidarse. "Les enseñamos los vibradores y otros juguetes sexuales, porque hay muchas mujeres que ni siquiera han hecho una introducción de dedos en la vagina", revela la fisioterapeuta.

La Real Academia de la Lengua Española define la menopausia como el "cese natural y permanente de la menstruación". En una segunda acepción introduce el concepto "período de la vida de una mujer".

La psicóloga y escritora Anna Freixas se ha dedicado a escuchar la experiencia de mujeres que han pasado por este periodo y ha recopilado interesantes conclusiones en su libro Nuestra menopausia. Una versión no oficial.

"Es un negocio asegurado, todas las mujeres la tendremos. Pero además se ha articulado en torno a un complot para beneficiarse del temor"

Comenzó su investigación antes incluso de vivirla en primera persona y la radiografía fue clara: se ha articulado una interesada industria de la menopausia. "Es un negocio asegurado, todas las mujeres la tendremos", explica Freixas. "Y hay un complot para poder beneficiarse del temor. Se habla del miedo al envejecimiento y hacen que vivamos la menopausia como una enfermedad".

Su ensayo pretende derribar algunos estereotipos preestablecidos para desvincular la menopausia a esta imagen patologizada que se vende de este periodo. Un ejemplo es el descenso de estrógenos, señalado como el mal de todos los males. Explica la escritora que la hormona desciende porque el cuerpo ya no la necesita.

Y la consecuencia de tener menos estrógenos, además de los temidos sofocos, es que las mujeres ya no tienen atenuantes para enfadarse. "Llegada la menopausia se nos cae el velo de las hormonas y decimos: yo ya no me callo. Y las mujeres empoderadas dan más miedo", asegura la autora.

La industria menopáusica

En sus páginas encontramos también una critica fundamentada a los defensores de las terapias hormonales. Algunas de esas terapias, consistentes en introducir un pellet en las capas externas de la piel, se ofrecen en centros de estética. Otras son prescritas por médicos a pesar de que diversos estudios han demostrado que, a la larga, pueden derivar en cáncer.

Resulta interesante también descubrir cómo pioneras del feminismo como Betty Friedan (con toda su controversia), ya alertaban cinco décadas atrás de que el problema no estaba tanto en las hormonas o los cambios fisiológicos sino en los factores familiares y sociales estresantes, a los que responsabilizaba de ese "malestar que no tiene nombre" que derivaba en la llamada depresión de la mediana edad.

El problema no estaba tanto en las hormonas o los cambios fisiológicos sino en los factores familiares y sociales estresantes

Anna Freixas también apunta contra todos los condicionantes socioculturales que aprisionan a las mujeres a seguir esa utopía, tan enfermiza como irrealizable, de la eterna juventud. Desentraña todos los mecanismos de esa llamada industria de la menopausia para hacer creer a las mujeres que sin la regla su vitalidad, salud y plenitud han sido sentenciadas.

Todo, acompañado de numerosas estadísticas y teorías con el filtro de la perspectiva de género para redefinir esta etapa en pro de un envejecimiento activo y empoderante, para que la menopausia quede redefinida, al igual que en otras culturas, como una transición en forma de oportunidad, "un bello y liberador rito femenino" que las mujeres puedan transitar con la alegría de saberse en la mitad del camino y con otra brillante etapa por delante.

Por último, permitidnos una licencia (audiovisual). Para musicalizar el video que ilustra este reportaje, hemos escogido la canción 'Fisterra' de Baiuca y Carlangas. Se ha presentado como una metáfora de la controversia sobre este periodo de la vida de las mujeres.

Porque sí, hay quien se empeña en reducirla a Finisterre (del latín finis terrae 'fin de la tierra'), a ese lugar donde la tierra y la juventud se acaban, el principio del fin. Pero gracias a ensayos como el de Anna Freixas y al testimonio de muchas mujeres se está redefiniendo el mapa demostrando que hay vida plena más allá el fin de la regla.