Fue el primer emperador procedente de Hispania. El primero que llegó a serlo sin ser hijo de su sucesor. Si el siglo II de nuestra era fue la edad de oro de Roma, es en gran medida gracias a Trajano. Tanto es así, que a lo monarcas posteriores se les deseaba 'tener más fortuna que Augusto y ser mejores que Trajano'.
Los tres pilares de su éxito
El secreto de su éxito recae sobre tres pilares: La estima del pueblo, el apoyo del Senado y la fidelidad del ejército. Cualquier ciudadano era libre de acudir a su residencia. De ahí surge 'la justicia trajana', según la cual, el emperador antes de marcharse a las guerras dacias, vengó al asesino del hijo de una viuda que lo abordó justo antes de partir.
Por eso, Dante incluye a Trajano en el cielo de los justos en su Divina Comedia.
Para contentar al Senado, Trajano devolvió, al menos en apariencia, el poder que había perdido durante la época de Domiciano. Los propios senadores le concedieron el título de 'Optimus Princeps' .
Y respecto al ejército, Trajano, se anexionó Dacia, Mesopotamia, Armenia y Siria, consiguiendo la mayor extensión territorial de la historia de Roma. Algo que generó muchas riquezas que invirtió en gran parte en la exaltación de su figura. La columna trajana, que narra las campañas contra los dacios o el mercado de Trajano dan buena prueba de ello.
Una trilogía para descubrir a Trajano
Trajano modificó la historia del imperio aún habiendo nacido fuera de la capital ¿Cómo fue eso posible? Santiago Posteguillo da respuesta a esta pregunta en 'Los asesinos del emperador', (Planeta, 2011) el primer volumen de una trilogía dedicada al emperador. Una historia fascinante sobre el ascenso del que fue considerado el prínicipe perfecto.