Érase una vez.... bueno, ya saben como sigue. Todo cuento que se precie tiene que empezar así. Es como una carta de presentación. También son para toda la vida. Al haber crecido con ellos, son parte de nosotros. Criaturas imposibles(Destino, 2024) es un cuento. Y va a formar parte también del alma de un montón de niños. Aunque los que no lo somos tanto también vamos a hacer un huequecito en la cabeza para él.

Esta fábula está triunfando en medio mundo y en ella, además de la tremenda aventura que vivimos como lectores, están los animales mitológicos. Son los grandes protagonistas. Dejadme haceros la siguiente pregunta. ¿Cuántos conocéis? En esta novela, antes siquiera de empezar, su autora Katherine Rundell pone a nuestra disposición todo un bestiario.

Rebuscando criaturas en el pasado

El trabajo de documentación ha sido arduo pero el resultado es maravilloso. Sobre todo porque ha conseguido rescatar animales mágicos que al común de los mortales ni nos sonaban. La propia Rundell reconoce que "empecé con enciclopedias de bestias míticas. Las más modernas se escribieron en los siglos XVI y XVII".

La autora de este libro ha investigado en enciclopedias de bestias míticas. Las más modernas se escribieron en los siglos XVI y XVII

Metiéndonos en materia, en Criaturas imposibles nos vamos a encontrar, como no, dragones. Pero no quiero centrarme mucho en ellos porque, últimamente, están hasta en la sopa. Alas de hierro y Alas de sangre, Juego de tronos, La casa del dragón, Como entrenar a tu dragón, Harry Potter... hay ejemplos de sobra.

En este libro también hay grifos, esos animales mitad león, mitad águila (cuidado que el que sale en Harry Potter y el prisionero de Azkaban tiene trampa porque sus cuartos traseros son los de un caballo). Centrándonos en Criaturas imposibles, los grifos son una de las especies más amenazadas por esa extraña extinción que está sufriendo El Archipiélago. Los protagonistas de la historia tienen a Gelifen, un grifo bebé, como mascota.

Dejando atrás grifos y dragones, que son muy, pero que muy conocidos hay otra criatura imposible que es el animal mitológico por excelencia. Si hablamos de fantasía, no puede no haber unicornios. Katherine Rundell confirma que "con mi unicornio quería homenajear todos esos mitos que la humanidad ha deseado que sean reales". Muy real y, por lo general, muy cuqui.

Si hablamos de fantasía, no puede no haber unicornios

El unicornio se ha asociado siempre a ficción, sobre todo, para niñas. Por eso este otro animal está en las antípodas del unicornio. Y, la verdad, no nos gustaría que fuese real. Hablo del kraken. "Creo que el kraken", sentencia Rundell, "es una manera brillante de hablar sobre el hambre. De hecho, la idea de que el mar se alce y te engulla hacia adentro es muy realista".

Dentro de las criaturas con las que se pueden hacer paralelismos está la ratatoska. Una especie de portero de la comunidad con forma de ardilla. Cotilla y con incontinencia verbal. Se jacta de conocer la vida de todo el mundo aunque si hablamos de conocimiento de verdad, las que controlan de todos los temas son las esfinges. Katherine defiende que este animal mitológico "siempre se ha asociado al conocimiento. La fantasía te permite unir esta asociación preexistente y llevarla lo más lejos posible".

Filosofía para los peques

Tan lejos como quieran sobre todo, los niños que son el público que más va a disfrutar con Criaturas Imposibles, una novela que es más de lo que parece. Es fantasía sí. Pero también es filosofía. "No he conocido nunca a un niño de 10 años que no esté interesado en por qué estamos vivos, en qué podemos hacer por el mundo. Los niños se merecen la filosofía. ¿Cómo se la proporcionas? Con la fantasía".

"Los niños se merecen la filosofía. ¿Cómo se la proporcionas? Con la fantasía"

Así de rotunda y de esperanzada suena una Katherine Rundell que te conquista con una sonrisa permanente en la cara. Una alegría que ha contagiado a esta novela. Es una fantasía vibrante donde todo lo que parece imposible, se hace realidad.