Dismorfia Muscular
Así son los síntomas o signos de la vigorexia, un trastorno que busca de forma obsesiva el aumento de la masa muscular
Las personas con este trastorno sienten una profunda insatisfacción corporal y con el objetivo de alcanzar un mayor volumen muscular, alterar su alimentación y desarrollan una relación compulsiva con el ejercicio.
La vigorexia, llamada realmente Dismorfia Muscular (DM) es un trastorno que afecta especialmente a los hombres, caracterizado por una preocupación patológica por ser débil y sentir que se tiene un insuficiente desarrollo muscular, aún teniéndolo. Sin embargo, a día de hoy la vigorexia no está clasificada dentro de los trastornos de la conducta alimentaria o trastornos de alimentación, que hoy 30 de noviembre, celebra su día mundial.
"Las personas con dismorfia muscular o vigorexia sienten una profunda insatisfacción corporal, por lo que alteran su alimentación con el objetivo de alcanzar un mayor volumen y definición muscular, y desarrollan una relación compulsiva con el ejercicio físico", explica a laSexta Robin Rica, doctor en Psicología Clínica y de la Salud y director de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Instituto Centta. En casos más extremos, pueden recurrir al consumo de esteroides anabolizantes.
Por ello, "diferentes investigaciones apuntan a su necesaria reconceptualización, ya que existen más similitudes que diferencias con los trastornos alimentarios", expone el experto. Investigaciones recientes apuntan a la creación de un espectro de Trastornos Alimentarios Orientados a la Musculatura (TCA-OM), en cuyo extremo patológico se encontraría la vigorexia.
De hecho, explica que cuando la vigorexia se describió por primera vez se denominó como anorexia inversa, por el gran parecido con este trastorno. "En un caso (anorexia), personas completamente emaciadas (adelgazamiento patológico) se autopercibían gordas, y en el otro (vigorexia), el individuo con un volumen muscular masivo se veía enclenque en el espejo".
La vigorexia aumenta entre los más jóvenes
A diferencia de los trastornos de alimentación que son mucho más frecuentes en mujeres, la vigorexia es más frecuente en los hombres. La prevalencia de la vigorexia en hombres universitarios es de un 1,4%, según un trabajo realizado por el propio doctor Rica, junto con la doctora Ana Rosa Sepúlveda, del grupo de investigación ANOBAS de la Universidad Autónoma de Madrid que publicaron en la revista European Eating Disorders Review.
Sin embargo y según aclara Rica, en la actualidad, el ideal corporal femenino contemporáneo vive una especie de bicefalia. "Por un lado, continúa presente el ideal de delgadez con formas tubulares y, por otro lado, un ideal corporal en el que el volumen y la definición muscular en ciertas zonas del cuerpo, especialmente, piernas y glúteos, se ha vuelto importante".
En todo caso, tanto la vigorexia como los trastornos de la conducta alimentaria, tanto en hombres como en mujeres, se comparte un rechazo profundo a la grasa corporal.
Por otro lado, y centrándonos en este caso en adolescentes, el informe 'Percepción del riesgo de TCA en población adolescente', elaborado por Proyecto Comer Libremente en colaboración con el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), un trabajo realizado a adolescentes, tanto chicos como chicas, de 12 a 18 años durante 2023, en centros educativos de Valencia, muestra el aumento de trastornos como la vigorexia.
La preocupación por la imagen corporal comienza a ir más allá de la pérdida de peso y ahora la atención también se centra en la ganancia de masa muscular y el incremento de peso total. "Observamos una tendencia hacia la búsqueda de cuerpos más voluminosos y musculados", explica Bárbara Tena, cofundadora de Comer Libremente y coautora del documento.
Este desplazamiento en las prioridades, añade la experta, "podría implicar un aumento en el futuro de otros tipos de trastornos de la conducta alimentaria menos tradicionales como son la ortorexia (obsesión por la comida sana) o la vigorexia, que se centra en la búsqueda obsesiva por alcanzar mayor masa muscular a cualquier precio y mediante cualquier medio".
De hecho, y según los datos de este trabajo, el 58,6% de los y las adolescentes encuestados admite haber realizado comentarios sobre cuerpos ajenos tras percibir cambios físicos en sus compañeros y compañeras y hasta el 20% confiesa haber mentido en el último año respecto a lo que ha comido fingió malestar físico para no comer.
Síntomas o signos de la vigorexia
Una persona con vigorexia va a alterar significativamente su conducta alimentaria y va a presentar una relación compulsiva con el ejercicio físico. Fundamentalmente, serían esas dos las claves de los síntomas o signos de esta trastornos.
"La relación de la persona con estas dos esferas (alimentación y ejercicio) va a volverse extremadamente rígida y el centro de su vida, hasta el punto que el incumplimiento o la imposibilidad de seguir este plan les pueda generar niveles importantes de ansiedad o angustia.
Esto significa, añade el profesional, que "los allegados empezarán a ver que su ser querido no puede participar de determinadas comidas o eventos sociales, que comienza a consumir determinados suplementos o que el entrenamiento se convierte en una prioridad fundamental, a costa de cualquier cosa".
Por un lado, es importante tener presentes que aunque la vigorexia o los trastornos de la conducta alimentaria se expresen desde las alteraciones con la alimentación y el ejercicio, y con la insatisfacción con el cuerpo, hablamos de un problema de salud mental. Por ello, siempre animamos a las familias a ver el grado de rigidez con el que la persona se relaciona con estas cosas.
Obviamente, y según los estándares de salud, es fundamental seguir una dieta saludable, equilibrada y completa y hacer ejercicio físico de forma regular, pero cuando todo ello se vuelve rígido, se puede convertir en patológico. "Y ahí es donde vemos que quizá la persona le está dando una importancia exagerada a su imagen, su dieta o su entrenamiento", finaliza Rica.