El ejercicio físico es una de las armas terapéuticas más importantes para combatir enfermedades, junto con otros hábitos como es la alimentación sana y el descanso. Estos tres serían los pilares fundamentales de la salud.
Ahora, un estudio español, dirigido por Rubén López-Bueno, investigador la Universidad de Zaragoza y publicado en 'JAMA Internal Medicine', ha descubierto la combinación de ejercicio definitiva para reducir la mortalidad por todas las causas, las enfermedades cardiovascular y el cáncer en adultos.
Según las recomendaciones de ejercicio y actividad física de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es importante realizar dos tipos de actividades. En primer lugar, actividades o ejercicio de tipo aeróbico de intensidad moderada de 150-300 minutos a la semana, como mínimo, o bien entre 75-150 semanales de ejercicio aeróbico intenso. Y por otro lado, realizar entre 2-3 días a la semana de ejercicio de fuerza, clave para mantener el músculo.
El trabajo realizado por López-Bueno, se analizaron más de 500.705 participantes con una edad media de 46,4 años, en comparación con el grupo de referencia (no hacer ejercicio aeróbico moderado o vigoroso y menos de la actividad de fortalecimiento muscular recomendada), la categoría asociada con el cociente de riesgo más bajo para la mortalidad por todas las causas fue más de 0 a 75 minutos (1 hora y 25 minutos) de actividad aeróbica combinada con más de 150 minutos (2 horas y media) de ejercicio aeróbico vigoroso y 2 o más sesiones de fortalecimiento muscular por semana.
Las combinaciones óptimas para la reducción del riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular y cáncer fueron más de 150 a 225 minutos (3 horas y 45 minutos) de actividad aeróbica moderada, más de 0 a 75 minutos de vigorosa y 2 o más sesiones de tonificación muscular por semana, y más de 300 minutos (5 horas) de actividad moderada, más de 0 a 75 minutos de vigorosa y 2 o más sesiones de fortalecimiento muscular por semana, respectivamente.
Las tasas de mortalidad ajustadas representaron una mortalidad aproximadamente un 50% inferior para la mortalidad por todas las causas y por cáncer y una tasa de mortalidad aproximadamente 3 veces inferior para la mortalidad por enfermedad cardiovascular.
Método para realizar el estudio
Este estudio prospectivo de cohortes agrupó datos desidentificados públicamente de 22 rondas consecutivas de la Encuesta Nacional de Salud de los Estados Unidos (NHIS; 1997-2018). Brevemente, se realizaron encuestas personales en los hogares seleccionados de grupos aleatorios a través de un procedimiento de muestreo estratificado, complejo y de etapas múltiples.
De una muestra elegible de 646.201 participantes, excluyeron a los que padecían enfermedades crónicas como cáncer, cardiopatías, enfisema o ictus en la línea de base. También se eliminaron de los análisis los que no tenían datos o no podían realizar actividad aeróbica fuerte o moderada.
Además, se quitó los individuos con datos faltantes sobre covariables, incluidas las afecciones crónicas, las limitaciones funcionales, el estado civil, la educación, el consumo de alcohol, el hábito de fumar y el índice de masa corporal.
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Para evitar el sesgo de causalidad inversa, se excluyeron los resultados de mortalidad durante los 2 primeros años de seguimiento. Así, el presente estudio recuperó datos de una cohorte final de 500.705 adultos mayores de 18 años. También se siguieron las directrices para la presentación de informes de Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology (STROBE). por último, cabe destacar que otros estudios previos también señalan la existencia de asociaciones únicas entre diferentes combinaciones de ejercicio con la mortalidad por todas las causas. Sin embargo, su implicación en el descenso de la mortalidad por enfermedad cardiovascular o cáncer han sido mucho menos exploradas.