¿Te gusta más el invierno o el verano? ¿Aguantas mejores el frío o el calor? No, no es una conversación poco frecuente (no sólo ocurre en los ascensores), sobre todo ahora que vivimos en nuestras propias carnes, desde hace ya algunos años, los efectos del cambio climático. Y puede por ello que, por ejemplo, antes nos gustase más el verano y ahora en cambio no nos guste tanto (o sí) por el tantísimo calor que hace, porque "no puedes soportarlo". Pero todo esto no es banal y tiene una explicación científica: la termorregulación.

"Sí, la culpa de las peleas en verano por el mando del aire acondicionado, porque unos somos "más calurosos" y otros "más frioleros", la tiene nuestro sistema de termorregulación", afirman a la Sexta Alberto Kramer Ramos, coordinador del Grupo de Trabajo de Urgencias de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y Sara Marín Berbell, miembro del mismo grupo.

"La termorregulación es el proceso por el cual regulamos la temperatura del cuerpo a pesar de la temperatura ambiente y depende de varios factores que son diferentes en cada uno de nosotros", añaden los expertos. Un ejemplo un tanto curioso de termorregulación son las orejas de los elefantes: "Éstas son grandes y las mueven de forma repetitiva, como si un abanico fuera, para disipar calor".

Pues igualmente, "el ser humano cuando cambia la temperatura ambiente, lo detecta a través de determinados receptores que tenemos en la piel, que mandan señales a una parte del cerebro llamado hipotálamo y se encarga de mandar señales a diferentes partes del cuerpo para regular la temperatura. Y la regulamos de dos formas: interna y externa", apuntan los doctores.

  • De forma interna: las glándulas sudoríparas, generando sudor, glándulas suprarrenales que estimulan la producción de adrenalina y la estimulación tiroxina, aumentando el metabolismo celular, aumentando nuestra temperatura o por otro lado enviando señales al musculo, que se contrae generando calor.
  • De forma externa: como hacían los elefantes, nosotros cambiamos la postura, moderamos la actividad física, buscamos sombra o bebemos agua.

Esta misma semana ha comenzado a aplicarse el nuevo sistema de alertas por calor, mucho más riguroso, basado en 182 zonas de meteosalud en lugar de en las 52 provincias en las que se clasificaban hasta ahora. Sanidad hizo esta cambio pensando precisamente en que no es lo mismo vivir, por ejemplo, en la costa de Lugo que en el interior. Así, en A Mariña (al norte de la provincia) la alerta se desencadena a partir de los 25,5ºC, pero, en la zona sur, el umbral se ubica en los 37,1ºC.

Factores que influyen en la forma de "aguantar" el calor o el frío

Todos tenemos este sistema de termorregulación y sin embargo, no todos sentimos o aguantamos (como coloquialmente solemos decir) de igual forma el frío o el calor, estando viviendo en un misma ciudad, en un mismo clima. En esto, influyen varios factores que se agruparían en 6 apartados, tal como explican los profesionales de SEMERGEN, y que enumeramos a continuación.

1. La edad

Los bebés recién nacidos y los ancianos regulan peor las temperaturas y esto es debido a que unos aun no tienen los mecanismos bien desarrollados y además tienen una complexión diferente y los segundos tienen estos mecanismos de control de temperatura más deteriorados. Su poder de adaptación al ambiente disminuye con respecto a poblaciones de edad media.

2. El sexo

Las mujeres sufren más cambios hormonales y las hormonas están relacionadas con cambios en la temperatura corporal.

3. El metabolismo

Muchas veces decimos que equis persona tiene un metabolismo rápido o lento y esto es porque cada uno tiene una diferente tasa metabólica basal (TMB) que es la cantidad de energía que el cuerpo necesita para mantener las funciones vitales en reposo. Cuanto más rápido sea tu metabolismo, es decir, más cantidad de energía utilices, más calor generas.

4. El estrés

A colación de lo anterior, el estrés, mediante vías neuronales y hormonales, aumenta el metabolismo, aumentado la temperatura corporal.

5. La complexión corporal (la redistribución corporal)

Por ejemplo, una mayor cantidad de grasa subcutánea puede actuar como aislante y evitar disipar el calor y favorecer el sobrecalentamiento, pues la grasa actual como aislante y evita la perdida de temperatura.

6. Determinadas situaciones como la falta de hidratación, enfermedades o la toma de algunos fármacos

Todas ellas están relaciones con la termorregulación. Por ejemplo, algunos antipsicóticos y fármacos con efectos anticolinérgicos pueden reducir la sudoración.

Mención especial merecen las personas vulnerables: "Las personas mayores sufren con mayor intensidad las temperaturas elevadas por tener menor capacidad para la aclimatación, pérdida del sistema nervioso central para regular la temperatura, pérdida de glándulas sudoríparas, falta de una percepción adecuada de la temperatura externa y de la sensación de sed, problemas de movilidad y/o de acceso a la hidratación"

Otros factores relaciones con el control de la temperatura corporal (y de riesgo para sufrir un golpe de calor)

Por un lado estarían los factores puramente fisiológicos, tales como la disminución del óxido nítrico y cambios a nivel arterial, "que dificulta la vasodilatación periférica, asociado a insuficiencia cardiovascular para mantener un adecuado volumen/minuto y conlleva a una menor funcionalidad de las glándulas sudoríparas", explican los doctores.

Por otro lado, hay que nombrar a la agudización de enfermedades: cardiovasculares, renales, mentales, del sistema nervioso periférico y pulmonares, "lo que facilita la postración, disminución del movimiento y aumento en la generación de calor".

También estarían los factores funcionales tales como la enfermedad de la obesidad, el sedentarismo, la falta de aclimatación, el uso de ropa muy protectora, etc. Así como la toma de ciertos medicamentos y otros factores como las infecciones, la deshidratación, la falta de sueño, la disfunción de las glándulas sudoríparas, las quemaduras, la anhidrosis, el aislamiento social, el confinamiento en cama, la incapacidad para cuidarse o tener viviendas con poca ventilación.

Todos estos factores, concluyen los doctores, están relacionadas con el control de la temperatura corporal y además serían factores de riesgo para sufrir un golpe de calor. En este artículo de laSexta os contamos Cómo prevenir un golpe de calor así como cuales son los síntomas que lo definen; también en los niños/as.