El sistema inmune o inmunológico es fundamental para nuestras defensas, máxime en esta época de virus, donde confluyen de forma representativa durante estas semanas: el virus de la gripe, del COVID-19 y el virus respiratorio sincitial (VRS). Para tener a punto nuestras defensas, la alimentación es un factor importante, que juega un papel clave tanto en lo que comemos como en el cómo lo que comemos.
"La ingesta energética tiene una clara influencia en la actividad inmunológica, tanto por exceso como por defecto de calorías", explica a laSexta.com Paula March, nutricionista del Centro Médico Vithas Alzira.
Según señala esta profesional, el aporte excesivo de energía puede afectar a la capacidad del sistema inmunológico de combatir infecciones, por lo que la obesidad está ligada a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas. "Además, las personas obesas son más propensas a desarrollar enfermedades cardiovasculares que, a su vez, están relacionadas con alteraciones de la función inmunológica".
Y, por otro lado, "las personas desnutridas o que no cubren sus requerimientos nutricionales presentan un mayor riesgo de contraer infecciones, porque las dietas pueden hacer disminuir la función inmunológica". Por lo que es importante incluir vitaminas y minerales (cobre, folato, hierro, selenio, zinc o vitaminas A, B6, B12, C y D, entre otros...) y probióticos.
En estos tiempos de frío, aunque realmente es importante en general y durante todo el año seguir una dieta saludable, siguiendo sobre todo el patrón de dieta mediterránea que está catalogada como una de las mejores dietas del mundo, especialmente por su efecto cardioprotector.
De este modo y según aconseja March, es clave, sobre todo es esta época de frío, gripes, resfriados y demás virus es seguir un patrón de dieta mediterránea donde:
- Predominen el consumo de frutas y verduras, legumbres, grasas saludables (aceite de oliva, frutos secos naturales, aguacate,), proteínas de alto valor biológico (pescados, huevos, carnes magras) y la incorporación de alimentos fermentados (yogures naturales, kéfir, encurtidos…)
- Y se limiten, por otro lado, las harinas refinadas y los procesados, los azúcares y edulcorantes.
Hábitos saludables que fortalecen el sistema inmune
Además de la dieta, existen otros hábitos saludables que "están probados científicamente que mejoran la capacidad del sistema inmune", tal como explica y enumera March. Y son los siguientes.
En primer lugar, y como ya hemos comentado, seguir una dieta variada, basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales. En segundo lugar, es importante también dormir el suficiente número de horas (7-8h) para favorecer el correcto funcionamiento de nuestro sistema de defensas.
En tercer lugar es clave realizar de forma regular actividad física aeróbica de intensidad moderada (caminar a paso ligero, nadar, bicicleta, etc.) y aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y a evitar el estrés.
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"Cuando la dieta no es equilibrada, cabe la posibilidad de recurrir a complementos dietéticos, teniendo en cuenta que, al mismo tiempo, se deben mejorar progresivamente los hábitos alimentarios", finaliza la experta.