No sólo en verano, sino también durante el resto del año, es fundamental tener una buena hidratación y fundamentalmente a base de agua, también dealimentos ricos en agua, como las frutas y las verduras.
Pero fundamentalmente, insistimos, a base de agua. Y de líquidos que realmente refresquen. Esto es: la cerveza, el vino, incluso los refrescos no valen. Sólo existe una excepción, en este sentido: cuando hacemos deporte. En esta situación, podemos optar por una a bebida isotónica para recuperar las sales perdidas por el sudor.
"La deshidratación se produce cuando existe un balance de líquidos negativo o lo que es lo mismo cuando se pierde más agua de la que se ingiere", tal como explican desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Si existe esa deshidratación, si se produce ese balance negativo, se obstaculiza la llegada de nutrientes a distintas partes de nuestro organismo, dificultando su funcionamiento. Por lo que según advierte, esta sociedad científica, las consecuencias pueden ser graves y como es lógico, cuanta más agua se pierde, más graves serán las consecuencias.
Tanto es así que, según explicaba la psicóloga Silvia Álava, tan solo con perdiendo un 2% de agua perdemos parte de nuestra capacidad de atención y concentración. Por ello es muy importante que cuando estemos estudiando, trabajando o incluso haciendo un examen, tengamos una botella de agua en la mano y vayamos bebiendo poco a poco.
Estos son los síntomas que avisan de una deshidratación
Cuando la deshidratación es leve, explica la SEEN, podemos notar o sentir los siguientes síntomas: dolor de cabeza, cansancio o algo de confusión. Mientras que si la situación empeora y la deshidratación empieza a ser más acusada, pueden aparecer además vómitos, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, incluso disminución de la consciencia.
También -añaden desde la SEEN- se puede llegar a sentir ese temido golpe de calor, que se da cuando la temperatura de nuestro cuerpo sube de forma descontrolada, cuando no podemos 'termoregularnos', es por ello que en estas situaciones, se requiere sí o sí, atención médica.
Por otro lado, tal como explican, por su parte los expertos deCinfa, las principales causas de la deshidratación producida por excesiva pérdida de agua, sobre todo, "son los vómitos y la diarrea aguda. Normalmente causado por una gastroenteritis, sobre todo, en el caso de los niños pequeños; la excesiva sudoración, por ejemplo en el caso de fiebre elevada, una ola de calor o debido a la práctica de ejercicio– u orinar demasiado, debido normalmente a enfermedades como la diabetes, la insuficiencia renal crónica u otros trastornos renales o al uso de medicamentos como los diuréticos". También -añaden- puede surgir por una infección leve, tal como un catarro, especialmente en niños pequeños y ancianos, dado que no les apetece comer o beber. Por eso es importante vigilar su ingesta de líquidos.
Es muy importante, por ello, matizar también que existen algunas poblaciones de riesgo que deben evitar, aún más, la deshidratación, por ser más venerables a esta situación: bebés y niños/as pequeños/as; personas muy mayores y ancianas; y personas con enfermedades crónicas como por ejemplo, la diabetes.
Especial atención también deben tener los deportistas y sobre todo las personas que hacen deporte y que no están acostumbrados, ya que cuando hacemos ejercicio se pierde una gran cantidad de líquidos a través del sudor. Así, tal como explicamos en Esto es lo que hay que beber durante el ejercicio, una perdida de sólo un 2% de agua corporal puede suponer un 20% menos del rendimiento. Además, es imprescindible hidratarse antes, durante y después del ejercicio.
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Por último, tal como explican desde la SEEN, es importante beber siempre en base a nuestras necesidades, en base a la actividad que estemos haciendo y sobre todo, prestando atención como hemos comentado, a las población de riesgo o más vulnerables. No obstante, para la población general y en condiciones normales, se recomienda beber unos 2 litros de agua y líquidos al día.