Una de las claves más importantes para llevar una dieta saludable y que ayude a mantener una buena salud es la reducción del azúcar en la dieta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es importante no superar los 25 gramos de azúcar por persona y día. Igualmente, en lo que respecta a la sal (no deberíamos superar los 5 gramos por persona y día) y con las grasas saturadas (éstas no deben suponer más del 10% de nuestra alimentación diaria).

El azúcar está presente en muchos alimentos, incluso de forma oculta, es decir, que aunque no creamos que llevan azúcar, si lo llevan: sólo hace falta mirar la lista de ingredientes. Por ejemplo: salsas de tomate y de otros sabores o platos preparados como ensaladillas o pastas. Muchas veces, se opta por sustituir ese azúcar poredulcorantes, algo que igualmente puede ser nocivo para la salud, siempre y cuando su consumo sea excesivo.

Esto es, tal como explica el nutricionista Pablo Ojeda: "Todos los estudios actuales dicen que los edulcorantes son seguros, si bien un exceso de algunos de ellos pueden acarrear problemas de salud". Recientemente, la OMS publicó un informe sobre los edulcorantes no azucarados en el que desaconsejaba su consumo para bajar de peso y, en el caso concreto del aspartamo, establecía una ingesta segura en una cantidad diaria máxima de 40 miligramos por kilogramo de peso corporal.

Según explica el Dr. Francisco Botella, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), los edulcorantes pertenecen a familias químicas diferentes que se pueden dividir en dos grupos:

  • Los edulcorantes polialcoholes: sustancias químicas de sabor dulce precursoras de los azúcares que el organismo es capaz de digerir y metabolizar a un ritmo más lento e ineficaz que estos últimos. Sorbitol, maltitol, eritritol y xilitol.
  • Los edulcorantes acalóricos: estimulan los receptores nerviosos de la cavidad oral para detectar el sabor dulce produciendo una falsa sensación de dulzor en el cerebro, pertenecen a un variado grupo de sustancias químicas, por lo que tienen una potencia edulcorante y una vía de eliminación distinta. Los edulcorantes artificiales más comunes son la sacarina, el ciclamato, el aspartamo, los glucósidos de la estevia, la sucralosa, la taumatina y el acesulfamo K, entre otros.

Reducir el consumo de productos con azúcar y edulcorantes

Lo que está claro es que "la utilización de los edulcorantes como método para perder peso no ha dado los resultados esperados", asegura el doctor Botella. Es por ello que "la OMS, basándose en un principio de precaución, aconseja una reducción progresiva en su consumo", puntualiza el especialista de la SEEN.

De este modo, indica el experto que es aconsejable, "reemplazar el consumo de productos ultraprocesados por alimentos naturales y fruta y, en el caso de las bebidas edulcoradas, sustituirlas por agua, aunque es importante recordar que "los edulcorantes autorizados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) son seguros en las cantidades recomendadas", insiste también este profesional. En definitiva se trata de ir poco a poco acostumbrando el paladar a sabores más naturales y esto es algo que se puede conseguir.

No obstante y según apunta el doctor, es importante que las instituciones actúen "frente al efecto adictivo del sabor dulce no solo del azúcar sino también de los edulcorantes, promoviendo el consumo de alimentos naturales y bebidas no edulcoradas en el ámbito escolar, concienciando a la sociedad en general y valorando la idoneidad de aplicar medidas impositivas o restrictivas en el acceso a determinados productos".

Además es clave insistir, tal como señala la propia OMS, en que "los endulzantes siguen representando una alternativa para personas con diabetes porque su consumo no afecta a los niveles de azúcar en sangre, así como para el cuidado dental, ya que no contribuyen a la aparición de caries como lo provoca el azúcar".

¿Qué relación existe, realmente, entre los edulcorantes y el desarrollo de enfermedades?

Ésta es otra de las preguntas que se han puesto de manifiesto en las últimas semanas. Sin embargo, y tal como asegura el doctor Botella, "hasta el momento y con un nivel de evidencia muy bajo, se ha asociado el consumo de aspartamo con una mayor incidencia de un tipo de tumor hepático y la ingesta de eritritol con un mayor riesgo cardiovascular. Pero esta asociación no significa en ningún caso una relación causal, sino que debe vigilarse y prestar gran atención por si aparecen pruebas más contundentes, es decir, se trata de una 'recomendación condicional'".

De hecho, añade que "la publicación de la OMS no ha podido determinar las diferencias en los resultados en función del sexo, el grupo étnico y el peso corporal. Además, la institución ha declarado también la posibilidad de causalidad inversa en los estudios observacionales en los que los individuos de mayor riesgo pueden consumir más edulcorantes no azucarados".

Es por ello que insiste en que "los edulcorantes no hay que sustituirlos por el azúcar, ya que la evidencia del efecto perjudicial del consumo de azúcares libres y azúcares añadidos en los alimentos es superior a cualquier duda que pudiera existir sobre el uso de edulcorantes autorizados, por su papel en el desarrollo de algunas patologías como la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2, el hígado graso, el síndrome metabólico y el riesgo cardiovascular".

Así, es clave llevar a cabo acciones que conciencien a la sociedad sobre "la importancia de una educación alimentaria saludable siguiendo un patrón de dieta mediterránea y reduciendo progresivamente la dependencia del sabor dulce (tanto azúcar como edulcorantes) con el fin de redescubrir el sabor de los alimentos naturales", concluye el endocrinólogo.