Con el inicio de las vacaciones llega el momento de hacer maletas y de meter en ellas los medicamentos que nos acompañan durante todo el año (o los que lo hacen a partir de estos meses). Pero no hay que guardarlos de cualquier forma, pues el calor perjudica su efectividad: es importante conocer la temperatura a la que tienen que mantenerse.

Desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cgcof) recuerdan que hay hasta 7.500 presentaciones comercializadas y dispensables a través de las farmacias comunitarias que requieren especial precaución ante las altas temperaturas.

Por otro lado, más de 1.000 presentaciones deben conservarse en la nevera a una temperatura de entre 2 y 8 grados. De ellas, alrededor de 400 son dispensables en las Farmacias Comunitarias y el resto son de uso hospitalario. En estos casos, el Consejo General recomendó utilizar una nevera portátil para transportarlos hasta casa y conservarlos a temperatura indicada, utilizándolos tan pronto como se hayan sacado del frigorífico, especialmente en estas fechas en las que más se viaja.

Cómo se conservan las vacunas

En cuanto a las vacunas, éstas deben mantenerse en nevera y la operativa es la misma. Entre el centenar de vacunas comercializadas y disponibles en las farmacias se encuentran algunas vacunas antigripales, indicadas frente a la hepatitis B o C o frente al rotavirus, que es una de las principales causas de diarrea grave en niños menores de cinco años.

Por lo tanto, recordaron los farmacéuticos, las recomendaciones de uso y conservación de los medicamentos y vacunas están recogidas en su prospecto. Desde el Cgcof se recordó la importancia que tiene su lectura antes de utilizarlos.

Asimismo, ante cualquier duda que surja respecto a este ámbito, se debe preguntar al farmacéutico, especialmente en los productos que necesitan de conservación especial, sea en frío o una temperatura inferior a 20 o 30 grados.

Los medicamentos que deben conservarse a una temperatura por debajo de 25 o 30 grados tienen un límite superior de tolerancia, y el rebasar puntualmente estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de medicamentos.

El calor agrava los efectos de algunos medicamentos

No obstante, hay que supervisar las condiciones de conservación de este grupo de fármacos que agrupa a cremas, pomadas, geles, supositorios y óvulos. Por ejemplo, en cremas o pomadas se puede producir una separación de las fases, en las que el medicamento deja de tener un aspecto homogéneo y se puede distinguir una parte acuosa o semisólida; en el caso de los óvulos o supositorios se pueden reblandecer.

En estos casos, se recomienda evitar utilizarlos. Por otro lado, hay fármacos que pueden agravar los efectos de las altas temperaturas. Algunos favorecen la deshidratación o la pérdida de electrolitos, como los diuréticos. Otros afectan a la funcionalidad del riñón, como los antiinflamatorios. También existen medicamentos que interfieren con los mecanismos de pérdida de calor del cuerpo. Por ejemplo, los antihistamínicos o fármacos para el párkinson.

Por último, hay fármacos que pueden aumentar de forma directa la temperatura corporal, como analgésicos como tramadol o antipsicóticos para esquizofrenia.