No todo es bonito y bueno después de ganar un Premio Goya, ese ansiado y más preciado 'cabezón' del cine español. Obtener este premio en algunos casos puede, como a priori se puede pensar, mejorar la autoeficacia y valía de este actor o actriz y generar una motivación extra para seguir adelante con su carrera, pero no siempre es así. Después de la euforia y la emoción del momento, en muchos casos viene la ansiedad, el miedo, la presión, la autoexigencia...
Cecilia Martín Sánchez es psicóloga de artistas y directora del Instituto de Psicología Psicode y por su consulta pasan a menudo artistas que después de un recoger un premio o tener un gran éxito con su último trabajo, les invade el estrés y la presión que se autoimponen por mantenerse a la altura de las expectativas generadas por ese premio.
"Porque es cierto eso de que lo difícil no es llegar (que lo es) sino mantenerse", explica a laSexta.com esta profesional, a pocas horas de que dé comienzo en Valladolid la gala de los Premios Goya. Y es que "para algunos ganar un Goya (u otro premio) es un acontecimiento estresante que les agrava su inseguridad y sale a relucir el famoso 'síndrome del impostor o impostora'".
Para algunos, ganar un Goya es un acontecimiento estresante que les agrava su inseguridad profesional y sale a relucir el famoso 'síndrome del impostor o impostora'
Y salen a relucir con ello -añade Martín- pensamientos del tipo 'no soy tan bueno/a como creen', 'he tenido suerte en este trabajo, pero no seré capaz de volver a hacerlo', 'ahora la gente espera mucho de mi y no voy a estar a la altura'... Porque al fin y al cabo, "el éxito en los premios Goya supone también una mayor exposición mediática. Sentirse observado con lupa y evaluado continuamente es una presión adicional que les provoca ansiedad a muchos actores y actrices y profesionales del sector".
No olvidemos que "los altibajos emocionales son frecuentes, donde se mezclan emociones intensas: la alegría y satisfacción de ver su trabajo siendo reconocido, con el miedo a no estar a la altura después de las altas expectativas generadas con el premio". Y aunque todo esto tiene más particularidades de lo que parece, todo tiene que ver con la vida profesional del artista.
Más ansiedad y miedo en artistas menos conocidos
Todas estas consecuencias negativas que hemos citado aparecen más en artistas no tan famosos que son, sin embargo, la gran e inmensa mayoría de actores y actrices que se dedican a esta profesión. Esto es, "la inseguridad, el miedo y el síndrome del impostor aparecen más en actores que son menos conocidos y tienen menos trayectoria", explica Martín.
Y es que para ellos/as, para esos artistas menos conocidos, "ganar el Goya es algo muy emocionante, pero sienten la necesidad de estar continuamente demostrando que merecen el premio y tienen la presión de tener que mantenerse en el nivel de excelencia que les ha sido reconocido".
Es por ello que "les supone un gran desafío a nivel emocional, porque además tienen que hacerle frente al miedo a tomar buenas decisiones después del premio, que serán decisivas para su futuro profesional. Y además, unido a todo esto, aparece el miedo de no volver a trabajar, de ser encasillado en un papel y de no generar ingresos económicos en los meses siguientes", cuenta Martín.
De este modo, podemos decir que ganar el premio les puede abrir puertas y nuevas oportunidades de trabajo, pero también una mayor inseguridad y preocupación por cómo manejarán las nuevas oportunidades y las expectativas que tienen los demás sobre su trabajo.
Y además ganar un premio a veces no trae consigo más trabajo, incluso en actores/actrices muy conocidos por el gran público. De hecho, seguramente, todos recordemos el alegato de la gran actriz Candela Peña, reconocida por el gran público como una gran artista, que en 2013 pedía, mientras recogía el Goya a 'mejor actriz de reparto', trabajar. Solo trabajar. Pues había estado tres años sin hacerlo.
Ganar un Goya (u otro premio) no significa que mejore la autoestima
Y es que al final, la autoestima depende de muchas, muchísimas más cosas, que de un premio o un reconocimiento puntual. Como nos explica Martín, "siempre va a depender de la personalidad del actor/actriz, de su historia de vida y de su estabilidad psicológica previa".
"La autoestima no sólo depende del reconocimiento profesional en un momento puntual , sino que es el sentimiento de valía que tenemos como persona y eso viene más de nuestra historia de vida, de si nos hemos sentidos queridos o no en la infancia, de nuestras creencias y de los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos", explica la psicóloga de artistas.
No obstante -aclara que- por supuesto, que ganar el 'cabezón' ayudará al artista a tener más sentimiento de autoeficacia (al menos de forma temporal) y le motivará a seguir trabajando, pero no deja de ser una fuente de validación externa y lo realmente importante es la validación interna ( cómo me veo y cómo me valoro yo a mí mismo). Que eso es, al final y al cabo, la autoestima.
Por tanto, insiste Martín en que "la autoestima no se basa únicamente en los logros o reconocimientos externos, sino que va más ligada a la aceptación de uno mismo como persona y a la percepción interna, independientemente de los éxitos externos".
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También dependerá de cuánto se compare con los demás y de lo exigente o perfeccionista que sea consigo mismo: "Si su autoestima del actor ya era baja, un premio no va a cambiarlo ni va a resolver sus problemas psicológicos previos. No es lo mismo ganar un Goya, que sentirse merecedor de ganar ese Goya", finaliza Martín.