El verano suele recordarnos lo buenos que están los helados. El consumo de este producto aumenta con el calor, aunque también muchos los toman durante los meses más fríos. No en vano, España es el tercer país en consumo de helado del mundo, solo por detrás de Italia y Alemania, según datos del ministerio de Consumo. En términos globales, en 2020 se consumieron en España alrededor de 383 millones de litros de helado, una media de 8,2 litros por persona al año, según la Asociación Española de Fabricantes de Helados (AEFH).

Hay muchos tipos de helados, pero los artesanales, con el peso de la tradición, destacan por encima del resto. Saber cómo hacer un helado casero es más sencillo de lo que parece. Te explicamos las mejores recetas de helados caseros.

Empecemos por el principio. El helado debe contener entre un 10% y un 16% de grasa láctea. Cuanta más grasa tienen, más suave será su textura porque el helado contendrá menos cantidad de agua y, por tanto, menos cristales de hielo.

Los helados que contienen menos del 10% de grasa láctea se denominan "leche helada" o, más popularmente, helado "bajo en grasa".

Qué es un helado

El helado es una mezcla de leche, nata, azúcar y, en ocasiones, otros ingredientes, que se congela mediante técnicas especiales para obtener una delicia suave y cremosa.

El consumo de helado se generalizó con la llegada de la refrigeración. Hoy en día es muy popular y existen numerosas variantes del helado, como las natillas heladas, el yogur helado e incluso versiones no lácteas elaboradas con ingredientes como la leche de coco.

Cómo hacer helado casero sin máquina paso a paso

Los helados son, además de refrescantes, una fuente de calcio, proteínas y vitaminas. La mejor opción es elegir un helado elaborado con ingredientes de calidad. De lo contrario, corremos el riesgo de que lleven una alta cantidad de azúcares y grasas hidrogenadas. Estas dos cosas son peligrosas para la salud de muchas personas como las diabéticas, niños y obesos. Por eso, es importante saber cómo distinguir un helado de calidad de otro que no lo es.

A continuación, vamos a ver cómo hacer helados caseros de manera sencilla y sin necesidad de usar ninguna máquina.

Cómo hacer helado casero de vainilla

Ingredientes

  • 3/4 taza de azúcar
  • 500 ml de nata líquida
  • 2 huevos
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 250 ml de leche

1. Calienta la leche y la nata:

Enfría en el congelador un molde metálico de 1,25 litros (unas cinco tazas) de capacidad. Pon la leche y la nata en un cazo y raspa las semillas de vainilla. Añade la vaina de vainilla. Lleva a ebullición. Deja reposar 5 minutos para que se enfríe un poco. Retira la vaina de vainilla.

2. Bate las yemas de huevo y el azúcar

Mezcla las yemas de huevo y el azúcar en un bol hasta que haya una crema espesa y pálida, y se forme un rastro de cinta al levantar el batidor. Esto atrapa el aire en la mezcla, dando al helado una textura ligera. Incorporar la nata.

3. Cocer la mezcla

Cuece a fuego lento, removiendo constantemente con una cuchara de madera plana, durante 20 minutos o hasta que la crema cubra el dorso de la cuchara y deje un rastro al pasar el dedo por ella.

4. Dejar enfriar

Pasa la mezcla a un bol mediano resistente al calor. Cubre la superficie con film transparente para evitar que se forme una película dura. Deja enfriar durante 30 minutos y después, mete el recipiente en la nevera durante dos horas.

5. Congela el helado

Vierte el helado en el molde enfriado. Cúbrelo con papel de aluminio y mételo en el congelador durante seis horas o hasta que esté casi cuajado. Utiliza una cuchara de metal para romper el helado. Transfiere el helado a un bol grande.

6. Bate la mezcla

Utiliza una batidora eléctrica para batir durante tres minutos o hasta que la mezcla esté suave y pálida. Así se rompen los cristales de hielo y el helado adquiere una textura suave. Vuelve a ponerlo en el molde. Cubre con papel de aluminio y congela durante cuatro horas o hasta que esté firme. Tu helado estará listo para ser servido.

Cómo conservar el helado

La mejor manera de conservar un helado es guardarlo en el congelador, en un lugar especial para helados y siempre evitando la puerta. Hay que asegurarse que se mantiene muy por debajo de su punto de congelación. Los productos que se guardan en la puerta del congelador se exponen al aire caliente cuando esta se abre, lo que provoca un ciclo de descongelación y recongelación indeseado.

Para evitar que los cristales de hielo y los sabores extraños se impregnen en el helado después de abrirlo, coloca una capa de film transparente o algo similar entre el helado y la tapa antes de cerrarla. De este modo, se creará una barrera contra el aire y la humedad mientras se conserva en el congelador.

Se recomienda consumir el helado en el plazo de un mes desde su compra.