Limpiar los mejillones no es tan difícil como puede parecer si no uno dispone de la sabiduría, la técnica y las herramientas necesarias. Una paella sin mejillones se queda un poco huérfana ¿no es cierto? Y disfrutar de unos buenos mejillones frescos al vapor recién hechos en casa en todo un lujo que podrás darte cuando quieras.
Este molusco bivalvo vive formando comunidades numerosas y colonizando grandes zonas de roca a las que se adhieren mediante los filamentos del biso que se encuentran en su pie. Cuando no es de criadero, se encuentra a poca profundidad en la zona de mareas, preferiblemente en zonas muy batidas con mucha materia orgánica en suspensión.
Fueron los romanos quienes comenzaron a consumirlos en gran escala, según cuentan desde Pescaderías Coruñesas en su web, cultivándolos por el sencillo método de recogerlos en sus criaderos y varios a otros emplazamientos para que allí pudieran reproducirse.
Si nos fijamos en la concha del mejillón, esta puede estar colonizada por briozoos y gusanos. Y los filamentos del biso con los que se sujetan a las rocas son tan sólidos que se pueden tejer para confeccionar ropa.
Cómo limpiar los mejillones
Podrás encontrar algunos trucos de lo más variopinto, pero, después de probarlos, te aconsejamos que sigas los métodos clásicos. Aquellos que prometen dejar los mejillones impolutos en un minuto… o no funcionan o destrozan el molusco. Puedes probarlo, pero no te lo recomendamos. La realidad es que lleva un poco de esfuerzo, pero con maña se hace rápido. Sigue estos pasos.
1. Cribar y descartar. Esto lo puedes ir haciendo a medida que vayas limpiando los mejillones. Recuerda que no debes utilizar aquellos que no estén vivos, es decir, los que estén un poco abiertos o que al darles un pequeño golpe no se cierren.
2. Limpiar las barbas. Estos hilos les sirven para adherirse a las rocas u otros lugares bajo el mar así que son muy fuertes. Hay que tirar de ellas hacia atrás para quitarlas y no romper la carne del mejillón, es decir, hay que moverlas ligeramente hacia el punto de unión de las valvas. Hay personas que optan por recortarlas.
3. Quitar los parásitos adheridos. Esta es la parte que más tiempo precisa. Se trata de quitar lo que hay adherido al mejillón, que se trata de balánidos, que son unos crustáceos cirrípedos grisáceos con forma de cráteres, conocidos como bellotas de mar. También suelen tener otros parásitos habituales duros en las conchas que son una especie de gusanillos blancos. Para quitarlos usaremos un cuchillo de sierra y un estropajo metálico (en España se les conoce como nanas). Y se trata de rascar sin dañar el mejillón.
Estos pasos son necesarios para cocinar los mejillones, tanto si los vas a hacer al vapor como si los vas a servir en con una salsa o los quieres para una paella.
En el caso de que vayas a servir los mejillones sin su concha, no necesitas limpiarla. Una vez cocidos y abiertos, sacas los mejillones de la concha y retiras las barbas sujetando el mejillón fuertemente desde la base de las barbas con los dedos índice y pulgar de la mano izquierda, mientras tiras con los de la derecha.
Propiedades de los mejillones
Ahora que ya sabes cómo prepararlos, vamos recordar cuáles son sus propiedades. Los mejillones tienen pocas calorías y son ricos en proteínas. Destaca la presencia de vitamina A, vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B5, B6, B9, B12), vitamina C, D, E y K.
Además, los mejillones tienen propiedades antiinflamatorias debido a su alto contenido en ácidos grasos omega-3. De hecho, los mejillones contienen más ácidos grasos omega-3 que cualquier otro marisco. En una ración de 85 gramos de mejillones cocinados al vapor hay más de 700 mg de ácidos grasos omega-3.
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