El consenso global señala que la obesidad es una enfermedad que constituye una epidemia mundial. Pero ¿cómo saber si una persona tiene obesidad o un simple sobrepeso? La obesidad se define como el anormal o excesivo almacenamiento de grasa, secundario a diferentes causas, incluyendo desbalance energético, fármacos y patología genética, según la clasificación internacional de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
No obstante, aunque también desde la Federación Mundial de Obesidad (World Obesity Federation [WOF]) habla de enfermedad crónica, recurrente y progresiva, la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) asegura que la obesidad sigue sin ser reconocida como una enfermedad crónica de manera oficial. Y denuncian que eso limita el margen para su abordaje en los planes de salud, como recogía Gaceta Médica.
Cómo saber si tienes obesidad
Según la OMS, una persona puede ser diagnosticada de cuando su Índice de Masa Corporal es igual o superior a 30 (IMC=kg/m2), o bien cuando el perímetro abdominal es igual o superior a 102 cm en el varón y 88 cm en la mujer.
El Índice de Masa Corporal corresponde a la relación entre el peso expresado en kilos y el cuadrado de la altura, expresada en metros. De esta manera, las personas cuyo cálculo de IMC sea igual o superior a 30kg/m2 se consideran obesas.
En el caso de un IMC igual o superior a 25 se trataría de sobrepeso y no de obesidad, pero ambas pueden ser potencialmente perjudiciales para la salud.
Qué provoca la obesidad
La obesidad tiene como primea causa un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y gastadas, según la OMS que, a nivel mundial afirma que ha ocurrido lo siguiente para propiciar dicha pandemia:
1. La mayor ingesta de alimentos de con un alto aporte calórico (alimentos en general ricos en grasa, sal y azúcares, pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes).
2. El descenso en la actividad física por la vida cada vez más sedentaria.
3. La falta de políticas de apoyo en sectores como la salud; la agricultura; el transporte; la planificación urbana; el medio ambiente; el procesamiento, distribución y comercialización de alimentos, y la educación.
Se considera que la obesidad es de origen es multifactorial. Existen factores genéticos, ambientales, metabólicos y endocrinológicos. Entre ellos están el nivel de ingresos económicos y el educativo, así como la raza, el tabaquismo o la ingesta de alcohol.
Solo entre el 2% y el 3% de las personas con obesidad tendría como causa alguna patología endocrinológica, entre las que destacan el hipotiroidismo, síndrome de Cushing, hipogonadismo y lesiones hipotalámicas asociadas a hiperfagia.
Sin embargo, se ha descrito que la acumulación excesiva de grasa puede producir secundariamente alteraciones de la regulación, metabolización y secreción de diferentes hormonas.
Otros factores que pueden potenciar la obesidad
Dejar de fumar: eliminar este hábito suele estar asociado al aumento de peso. A menudo, esto ocurre porque las personas utilizan la comida para hacer frente a la abstinencia del tabaco. Sin embargo, a largo plazo, dejar de fumar sigue siendo más beneficioso para su salud que seguir fumando.
Embarazo: el aumento de peso es habitual durante este periodo y a algunas mujeres les resulta difícil perder este peso tras el parto. Esto puede contribuir al desarrollo de la obesidad.
Falta de sueño: no dormir lo suficiente o dormir demasiado puede provocar cambios en las hormonas que aumentan el apetito.
El estrés: las personas suelen buscar más alimentos ricos en calorías cuando sienten estrés.
Microbiota: las bacterias intestinales se ven afectadas por lo que se come y pueden contribuir al aumento de peso o a la dificultad para perderlo.
No obstante, la mayoría de los factores de riesgo se pueden contrarrestar mediante la dieta adecuada, la actividad física y los cambios de comportamiento.
Síntomas de la obesidad
Además del aumento de peso, otros de los síntomas, que en su mayoría se relacionan con este pueden ser:
1. Fatiga
2. Dificultad para dormir, apnea del sueño, o somnolencia diurna.
3. Sudoración excesiva.
4. Dolor en la espalda o articulaciones.
5. Infecciones en los pliegues cutáneos.
6. Intolerancia al calor.
7. Disnea o falta de aire.
8. Depresión, discapacidad, vergüenza y culpabilidad, aislamiento y menor rendimiento laboral a causa del estigma social.
Aunque el sobrepeso o la obesidad no es razón exclusiva para una mala salud y se puede tener un cuerpo grande y tener buena salud, el consenso general hasta el momento señala que un IMC alto está asociado con las siguientes enfermedades:
1. Enfermedades cardiovasculares.
2. Presión arterial alta.
3. Diabetes de tipo 2.
4. Artritis, especialmente en las articulaciones de la cadera y la rodilla.
5. Reflujo gastroesofágico.
Por último, cabe subrayar que muchas personas clasificadas como obesas por la comunidad médica sufren un estigma relacionado con el peso. y suelen ser estereotipadas como perezosas, poco inteligentes e indisciplinadas. Experimentar la discriminación por el peso o gordofobia, se ha relacionado con una mayor probabilidad de desarrollar depresión, trastornos alimentarios y patrones de baja actividad física.