Se celebra el 3 de febrero
El cordón de San Blas en Bilbao, una tradición ancestral con 'curación milagrosa'
Llevar al cuello el Cordón de San Blas es mucho más que un simple ritual religioso; es un testimonio vivo de la rica herencia cultural de la región.
Los amantes de la hagiografía saben bien que hay un santo para casi todo. Los agricultores se encomiendan a San Isidro para pedirle buenas cosechas y protección para sus campos. San Antón, es para los animales de compañía, San Judas Tadeo es el santo de los casos difíciles y desesperados. También está Santiago Apóstol, a quien se le pide protección en viajes al ser el patrono de los peregrinos.
Pero si hay una situación en la que a veces hasta los no creyentes buscan auxilio en la fe es ante la enfermedad. Para estos casos concretos hay algunos santos destacados, como por ejemplo San Roque, el protector contra las enfermedades contagiosas, especialmente la peste.
A Santa Águeda se le pide por las mujeres con enfermedades relacionadas con los senos, como el cáncer. Y tenemos a San Blas, muy venerado en España y otros países como patrono o santo protector de las personas con enfermedades o dolencias relacionadas con la garganta.
Por San Blas hay una importante devoción en el País Vasco, sobre todo en Bizkaia, y una destacada costumbre que se repite cada año: la tradición del Cordón de San Blas en Bilbao. En este artículo explicamos qué se hace el día de San Blas y por qué es tan relevante en algunas zonas como en el norte de España.
Día de San Blas: cuándo es y qué se celebra
El 3 de febrero, día de la festividad de San Blas, muchas personas acuden a la iglesia, como es el caso de la Iglesia de San Nicolás en Bilbao, para recibir la bendición de San Blas que les proteja contra enfermedades de la garganta.
Estos son los pasos que hay que seguir para cumplir con esta práctica arraigada en la cultura local:
- Hay que comprar un cordón de algodón para cada miembro de la familia. Se puede encontrar en muchos colores.
- El cordón debe ser bendecido en una iglesia católica.
- El cordón de San Blas se pone alrededor del cuello durante 9 días.
¿Cuándo hay que quemar el cordón de San Blas? Para completar la tradición, el cordón tiene que ser quemado llegado el noveno día tras haberlo llevado al cuello, todo ello con la esperanza de que San Blas proteja al portador del cordón de toda dolencia en la garganta hasta el siguiente año.
Además del acto central del cordón de San Blas, el 3 de febrero es un día en el que se comparten dulces típicos como las rosquillas de anís. También es tradición tomar caramelos de malvavisco, que dicen ser buenos para la garganta.
Dulces y celebraciones por el día de San Blas
Además del cordón y de los dulces, el día de San Blas es tradición la celebración de ferias agrícolas y ganaderas en localidades como la de Abadiño, en Vizcaya, o la de Llodio, en Álava. Los vecinos disfrutan de los mercadillos y de actividades culturales y deportivas.
Mientras, en localidades como Eibar, Soraluze o Elgoibar, se preparan deliciosas tortas de San Blas, con su delicioso glaseado con clara de huevo, azúcar glas y unas gotas de zumo de limón. Tradicionalmente, se decoran escribiendo "San Blas" con chocolate fundido sobre el glaseado.
Quién fue San Blas
San Blas nació en Sebaste, una ciudad de la antigua Armenia a principios del siglo IV. Fue un médico y obispo muy querido por su comunidad, conocido por su bondad y por ayudar a los enfermos.
Ante la persecución de los cristianos por parte de los emperadores romanos, San Blas se escondió en una cueva en las montañas, pero solía bajar en secreto para ayudar a su gente.
A San Blas se le atribuye un milagro por el que se cree que es el santo protector de la garganta. Una madre desesperada se acercó a él con su hijo, quien se estaba asfixiando por una espina de pescado clavada en la garganta.
San Blas, a pesar de estar encadenado porque le llevaban a ejecutar, impuso sus manos sobre la cabeza del niño y rezó. Inmediatamente, la espina de pescado desapareció y el niño recobró la salud.
Hoy en día, el legado de San Blas perdura, no solo como una esperanza de protección contra las dolencias de garganta, sino como un símbolo de la resistencia de las tradiciones locales en un mundo globalizado.