Los amantes del frío han tenido tiempo para disfrutar de las bajas temperaturas: el pasado mes de febrero España registró el momento de frío más intenso de este invierno y vivió altos y bajos con bruscos cambios que han traído consigo condiciones gélidas tan habituales en esta estación del año. Y aunque el calor llegó antes —el termómetro ha llegado a rebasar los 30 grados en pleno mes de marzo—, la primavera no ha entrado oficialmente en nuestro hemisferio. ¿Y cuándo lo hace? España y el resto de países del hemisferio norte se despiden de la estación más cruda del año este mes, concretamente el lunes, 20 de marzo, momento en el que da comienzo la primavera.
Aunque existe un cálculo por el que se fija el cambio de estación a una hora concreta, no hay manera de 'vivirlo' en directo, es decir, no existe ningún cambio concreto a esa hora que podamos percibir y que nos dé la señal de que ya estamos en primavera. Aun así, el cambio de estación sí ocurre en un momento concreto: en 2023, la primavera entra a las 22:24 (hora peninsular española, a las 21:24 en Canarias), el instante en que la Tierra pasa por el punto de su órbita desde el cual el centro del Sol cruza el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el norte, según explican desde el Instituto Geográfico Nacional (IGN). A este momento se le conoce como equinoccio y mientras en el hemisferio norte entramos en la primavera, en el sur entran en el otoño.
¿Cuánto dura la primavera?
Aunque el clima primaveral no tiene nada que ver con la estación en sí, la primavera también tiene una duración concreta: en 2023 durará un total de 92 días y 18 horas, hasta el 21 de junio, día en el que España entrará en el verano. No siempre la estación primaveral comienza el mismo día: a lo largo de este siglo, el equinoccio de primavera puede tener lugar, como mucho, en tres fechas distintas del calendario: el 19, el 20 o el 21 de marzo. 2003 fue el año en el que más tarde empezó la primavera de todo el siglo, mientras que en 2096 será la primavera más 'tempranera', según señala el propio IGN.
¿Por qué esta variación? "Debido al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no) con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol". El día en que se da el equinoccio de primavera, la noche y el día tienen la misma duración: este término procede del latín 'aequinoctium' ('aequus nocte', que significa 'noche igual'). Desde este momento, la longitud del día se va alargando según van pasando los días: a la latitud en la que se encuentra España, el Sol sale por las mañanas más de un minuto antes que el día anterior y por la tarde se pone más de un minuto después. Así pues, el tiempo que el Sol está por encima del horizonte va creciendo a una media de unos tres minutos diarios.
La primavera, estación de alergias
Aunque las temperaturas cálidas son una buena noticia para muchos, para otros la llegada de la primavera implica algo más negativo: un incremento de las alergias. Aunque lo cierto es que las alergias no son sólo de la primavera: "La realidad es que empiezan en enero y en este mes los árboles que más alergia producen son las cupresáceas, entre las que se encuentran las arizónicas y los cipreses", explicó recientemente a La Roca, de laSexta, el meteorólogo Francisco Cacho. "Ahora [a mediados de marzo] hay un pico muy grande en Madrid de alergia a las arizónicas", indicó el meteorólogo, quien añadió que en marzo y abril viene la alergia al plátano, y en mayo y junio la de las gramíneas y el olivo.
Además, Cacho explicó cómo influye la meteorología en la alergia al polen: "Cuando hay un anticiclón, sol y altas temperaturas, el anticiclón empuja el aire hacia abajo y junto con la contaminación se quedan todas esas partículas, por lo que aumenta el nivel de la alergia; además, también aumenta cuando tenemos días de mucho viento, porque remueve todo ese polen". En contraposición, el tiempo más adecuado para los alérgicos son las "bajas temperaturas" y la "lluvia" porque las gotas fijan en el suelo los niveles de polen.