En verano, cuando aprieta el calor, solemos beber muchos líquidos para mantenernos hidratados. Todos entendemos como normal, por tanto, que también aumente la frecuencia de nuestras visitas al baño. Sin embargo, hay personas que notan más ganas de orinar en invierno, cuando hace frío, sin necesariamente haber bebido mucho.

Si esta situación resuena contigo, seguro que te preguntas por qué orinamos más cuando tenemos frío, y la buena noticia es que es algo real y tiene una explicación fisiológica.

¿Por qué el frío da ganas de hacer pis?

El aumento en la frecuencia de micción durante el invierno o al estar expuestas a bajas temperaturas es algo común. Este fenómeno tiene una explicación científica basada en la forma en la que el cuerpo regula su temperatura y el equilibrio de líquidos.

Cuando el cuerpo se expone al frío, uno de sus mecanismos para conservar el calor es la vasoconstricción, que consiste en reducir el diámetro de los vasos sanguíneos, especialmente en las extremidades. Este proceso tiene como consecuencia que el flujo sanguíneo se redirige hacia los órganos vitales en el centro del cuerpo, aumentando la presión arterial.

Por su parte, los riñones, sensibles a este aumento de presión, responden eliminando el exceso de líquido para regularla. Como resultado, se produce más orina y sentimos la necesidad de ir al baño con mayor frecuencia. Todo este proceso es conocido como diuresis por frío.

Además, otro factor que puede influir en la cantidad de orina es que durante el invierno sudamos menos, por lo que el organismo genera más orina para eliminar el exceso de líquidos.

En resumen:

¿Es normal orinar más en invierno?

Sí, es completamente normal. La diuresis por frío es una respuesta natural del cuerpo y no suele ser motivo de preocupación a menos que esté acompañada de otros síntomas como dolor o cambios en el color de la orina, lo cual podría indicar algún problema médico.

Cuándo preocuparse

Un incremento excesivo o repentino en la frecuencia urinaria puede indicar algún problema de salud. Se aconseja consultar a un médico si se experimentan cambios drásticos en los hábitos urinarios, especialmente si van acompañados de otros síntomas.

Los síntomas que hay que controlar son:

  • Dolor.
  • Ardor al orinar.
  • Urgencia extrema.
  • Cambios en el color u olor de la orina.
  • Fiebre.
  • Pérdida de peso inexplicada.

Estos podrían ser signos de una infección urinaria, diabetes, problemas de la vejiga o riñones, o incluso afecciones más serias como insuficiencia renal.

Si el aumento en la micción afecta a la calidad de vida o persiste sin razón aparente, es recomendable consultar a un médico.

¿Cómo prevenir el malestar asociado con la diuresis por frío?

Como hemos visto, orinar más durante el invierno es una respuesta normal del cuerpo al frío, pero existen varias estrategias para minimizar el malestar asociado a este fenómeno. Mantenerse hidratado es esencial. El agua ayuda a evitar la deshidratación, y la clave es equilibrar la ingesta de líquidos. Además, vestirse adecuadamente con ropa térmica y abrigada puede ayudar a conservar el calor corporal, reduciendo la vasoconstricción extrema que desencadena la diuresis por frío.

Igualmente, mantener una temperatura confortable en interiores disminuye los efectos del frío en el cuerpo.

Incluir la actividad física en la rutina diaria es otra forma efectiva de contrarrestar la micción frecuente. Esto se debe a que el ejercicio mejora la circulación sanguínea y permite que el cuerpo regule mejor su temperatura.

También se recomienda planificar las salidas al aire libre, teniendo en cuenta la ubicación de baños públicos, especialmente si el frío afecta significativamente la frecuencia de las visitas al baño.

Evitar sustancias diuréticas como el alcohol y la cafeína también es una medida clave, ya que estas bebidas estimulan la producción de orina. Asimismo, practicar ejercicios de suelo pélvico puede ayudar a fortalecer los músculos que controlan la micción, permitiendo un mejor manejo de la urgencia urinaria.